Página 88 - Eventos de los

Basic HTML Version

84
Eventos de los Últimos Días
Las ciudades rebosan de tentaciones. Debemos planear nuestra
obra de tal manera que mantengamos a nuestros jóvenes tan alejados
como se pueda de esa contaminación.—
El hogar adventista, 120
(1902)
.
Es tiempo de que nuestro pueblo lleve a sus familias de las
ciudades a localidades más apartadas, de lo contrario muchos de los
jóvenes, y también muchos de los de más edad, serán entrampados
y arrebatados por el enemigo.—
Testimonies for the Church 8:101
(1904)
.
Ni una familia en cien se beneficiará física, mental o espiritual-
mente por residir en la ciudad. La fe, la esperanza, el amor y la
felicidad se adquieren con facilidad mucho mayor en los lugares
retraídos, donde hay campos, colinas y árboles. Alejad a vuestros
hijos de los espectáculos y ruidos de la ciudad, del traqueteo y bulli-
cio de los tranvías y otros vehículos, y tendrán mentes más sanas.
Resultará más fácil grabar en su corazón la verdad de la Palabra de
[87]
Dios.—
El hogar adventista, 121 (1894), 101 (1905)
.
Mejor salud física en un ambiente rural
No es la voluntad de Dios que las familias de su pueblo se esta-
blezcan en las ciudades, donde hay perturbaciones y confusión cons-
tantes. Hay que evitar esto para sus hijos, porque todo el sistema está
corrompido por el apresuramiento, la prisa y el ruido.—
Mensajes
Selectos 2:410 (1902)
.
Si a muchos de los que viven en las ciudades y que no tienen
ni un metro cuadrado de hierba que pisar, y que año tras año no
han mirado más que patios sucios y estrechos callejones, paredes de
ladrillo, y pavimentos, y un cielo nublado de polvo y humo, se les
llevara a algún distrito rural, en medio de campos verdes, de bosques,
collados y arroyos, bajo un cielo claro y con aire fresco y puro, casi
les parecería estar en el paraíso.—
El Ministerio de Curación, 144
(1905)
.
El ambiente físico de las ciudades es muchas veces un peligro
para la salud. La exposición constante al contagio, el aire viciado, el
agua impura, el alimento adulterado, las viviendas oscuras, malsanas,
y atestadas de seres humanos, son algunos de los muchos males con
que se tropieza. No era el propósito de Dios que los hombres vivieran