Página 184 - El Evangelismo (1994)

Basic HTML Version

180
El Evangelismo
Ha llegado el tiempo en que el mensaje de la pronta venida
de Cristo ha de resonar por todo el mundo.—
Testimonies for the
Church 9:24 (1909)
.
El mensaje: “El Señor viene”
—El Señor viene. Levantad vues-
tras cabezas y regocijaos. Oh, queremos pensar que los que oyen las
gozosas nuevas, que reclaman el amor de Jesús, se sentirán llenos
de gozo inenarrable y glorioso. Estas son las buenas y regocijantes
nuevas que deberían galvanizar cada alma, y que deberían repetirse
en nuestros hogares y compartirse con las personas con quienes
[163]
nos encontramos en la calle. ¡Qué noticias más gozosas podrían
comunicarse!...
Ahora debe oírse a lo largo de toda la línea la voz del centinela:
“La mañana viene y también la noche”. La trompeta debe producir
una nota certera porque estamos en el gran día de la preparación del
Señor.—
Carta 55, 1886
.
No hay tiempo que perder
—Haced resonar la alarma en todo
el país. Decid a la gente que el día del Señor está cerca y que se ha
aproximado con mucha prisa. Nadie quede sin amonestar. Nosotros
habríamos podido estar en el lugar de las pobres almas que están en
el error. De acuerdo con la verdad que hemos recibido en más abun-
dancia que otras personas, somos deudores y por lo tanto debemos
compartirla con ellas.
No tenemos tiempo que perder. Los poderes de las tinieblas están
trabajando con intensa energía, y Satanás avanza con astucia para
sorprender a los que ahora duermen, tal como hace un lobo para
apoderarse de su presa. Tenemos amonestaciones que debemos dar
ahora, tenemos una obra que debemos realizar ahora, porque pronto
será más difícil hacerlo de lo que nos imaginamos...
La venida del Señor está más cercana de cuando creímos por
primera vez. El gran conflicto se está aproximando a su final. Las
noticias de cada calamidad que ocurre en el mar o en la tierra son tes-
timonios del hecho de que el fin de todas las cosas está cercano. Las
guerras y los rumores de guerra así lo indican. ¿Hay algún cristiano
cuyo pulso no se apresure al anticipar los grandes acontecimientos
que se están desarrollando ante nuestros ojos?
El Señor está por venir. Oímos los pasos de un Dios que se apro-
xima para castigar al mundo por su iniquidad. Debemos prepararle el
camino desempeñando nuestra parte en la preparación de un pueblo