Página 190 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
no esencial, que una autoridad humana puede poner a un lado. El
día santo del Señor ha sido convertido en un día de trabajo común.
Los hombres han derribado el monumento conmemorativo de Dios,
colocando un falso día de descanso en su lugar.—
Manuscrito 35,
1900
.
El último mensaje al mundo
—El último mensaje de amonesta-
ción al mundo ha de hacer ver a los hombres la importancia que Dios
concede a su ley. Tan claramente ha de ser presentada la verdad que
ningún transgresor que la oiga tenga excusa por dejar de discernir la
importancia de la obediencia a los mandamientos de Dios.
Se me ha ordenado que diga: Reunid las pruebas bíblicas de que
Dios santificó el séptimo día y leed estas pruebas ante la congrega-
ción. Mostrad a los que no oyeron la verdad que todos los que se
apartan de un claro “Así dice Jehová”, deberán sufrir el resultado de
su conducta. En todos los siglos, el sábado ha sido la prueba de la
lealtad hacia Dios. “Señal es para siempre entre mí y los hijos de
Israel”, declara el Señor.—
Obreros Evangélicos, 154, 155 (1915)
.
La cuestión decisiva para todo el mundo
—La luz concernien-
te a las declaraciones obligatorias de la ley de Dios ha de ser presen-
tada por doquiera. Esto ha de ser una cuestión decisiva. Probará al
mundo.—
Special Testimonies, Series A 7:17, 18 (1874)
.
El desarrollo de la obra en nuevos campos
—He tenido que in-
terrumpir la tarea de escribir para tener una entrevista con el hermano
-----. El se halla algo perplejo... Deseaba saber cómo presentar la
verdad al entrar en nuevos campos, y si el sábado debía ser predicado
primero.
Le dije que el mejor plan y el más sabio sería espaciarse en temas
que despertaran la conciencia. El podía hablar a la gente acerca de la
santidad práctica; la devoción y piedad; y presentar la vida abnegada
de Jesús como nuestro ejemplo, hasta que vieran el contraste con la
propia vida de ellos, vida indulgente hacia el yo, y llegaran a sentirse
insatisfechos con su vida no cristiana.
Luego presentadles las profecías; mostradles la pureza y las
declaraciones de carácter obligatorio de la Palabra de Dios. Ni una
jota ni un tilde de esta ley ha de perder su fuerza, sino que sostiene
su obligatoriedad para cada alma hasta el fin del tiempo. Cuando la
ley de Dios es anulada; cuando el mundo cristiano se una con los
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católicos y mundanos para anular el efecto de los mandamientos de