Página 529 - El Evangelismo (1994)

Basic HTML Version

Calificaciones esenciales del obrero
525
El emprender valerosamente la tarea que necesita realizarse y el
colocar el corazón en ella, convierten la obra en un placer y aseguran
el éxito. Así Dios es glorificado...
Al realizar fervorosamente vuestra parte, vuestra mente se asi-
milará a la mente de Cristo. Mediante oraciones y súplicas buscad la
bendición prometida. Pedid a Dios que os dé una verdadera compren-
sión del trabajo que debe realizarse. No os permitáis ser apartados o
estorbados por ninguna influencia contraria. Llevad a cabo fielmente
vuestra parte en la tarea de llevar bendición a vuestros semejantes.
Alabad a Dios por el privilegio de colaborar con él en su obra. Al
dedicaros de todo corazón a la obra que debe realizarse entraréis en
una relación de verdadero compañerismo con vuestros compañeros
en la obra. Veréis a Cristo en vuestros hermanos...
Todos los deberes en los que no se pone el corazón resultan
fastidiosos. Hay una obra que debe realizarse y debemos dedicarnos
de todo corazón a la realización de esa tarea. Los deberes que
Dios coloca en nuestro camino debemos realizarlos, no como un
ejercicio frío y pesado, sino como un servicio de amor. Colocad
en vuestro trabajo vuestras facultades y simpatías más elevadas. Y
encontraréis que Cristo está en él. Su presencia aligerará la tarea
y vuestro corazón se llenará de gozo. Trabajaréis en armonía con
Dios, y con lealtad, amor y fidelidad.
Debemos ser cristianos fervorosos y sinceros, debemos realizar
fielmente los deberes puestos en nuestras manos y contemplar siem-
pre a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Nuestra recompensa
no depende de nuestro éxito aparente sino del espíritu con el cual
trabajamos...
Las facultades de todo el ser deben dedicarse a un servicio ab-
negado. Hay que emplear cada talento. Aprovechar el futuro mejor
de lo que habéis aprovechado el pasado. Entregad vuestros talen-
tos a los cambiadores, porque Cristo siente un gran anhelo por las
almas.—
Manuscrito 20, 1905
.
Energía y perfección
—El Señor no se agrada cuando su obra
se realiza en forma defectuosa y chapucera, o cuando se posterga
su realización como si fuera una tarea tediosa. No tenemos tiempo
[469]
que desperdiciar en movimientos dilatorios y desganados. El interés
que debiéramos poner en todo lo que hacemos hará que nuestra obra
resulte interesante y educativa.—
Carta 147a, 1897
.