Página 84 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
comprendidos. Luego pedid a todos los que están a la cabeza de
los distintos departamentos que cooperen en la ejecución de estos
planes. Si este método seguro y radical es adoptado de la debida
manera y seguido con interés y buena voluntad, evitará que se ha-
ga mucho trabajo sin objetivo definido alguno, y mucha fricción
inútil.—
Manuscrito 24, 1887
.
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Planes bien entendidos
—La obra en que estáis ocupados no
puede efectuarse salvo por fuerzas que sean el resultado de planes
bien entendidos.—
Carta 14, 1887
.
Previsión, orden y oración
—Es un pecado ser descuidado, no
tener propósito y ser indiferente, en cualquier obra en que nos ocu-
pemos, pero especialmente en la obra de Dios. Toda empresa rela-
cionada con su causa debe llevarse adelante con orden, previsión y
oración fervorosa.—
The Review and Herald, 18 de marzo de 1884
.
Minuciosidad y diligencia
—Se cometerán grandes errores si
no se dedica a los negocios clara y aguda atención. Aunque el nocivo
o el aprendiz sea enérgico, ocurrirán fracasos en muchos aspectos si
en los diversos departamentos no hay alguien que vigile, alguien que
esté debidamente calificado para llevar a cabo esta tarea. A medida
que la obra crezca resultará imposible, aun ocasionalmente, posponer
los trabajos de una fecha a otra. Lo que no se haga en el momento
debido, sean asuntos sagrados o seculares, correrá un gran riesgo
de no hacerse nunca; en todo caso ese trabajo no podrá hacerse tan
bien como si se hubiese hecho en el tiempo debido.—
Manuscrito
24, 1887
.
Cada uno en su propia esfera
—A cada hombre Dios ha seña-
lado su obra, de acuerdo con sus capacidades y aptitudes. Necesitan
efectuarse planes sabios para colocar a cada uno en su propia es-
fera en el trabajo, a fin de que pueda obtener la experiencia que lo
capacite para llevar responsabilidades crecientes.—
Carta 45, 1889
.
Trabajad como un ejército disciplinado
—Recordemos que
somos colaboradores juntamente con Dios. No somos suficiente-
mente sabios como para trabajar por nuestra cuenta. Dios nos ha
hecho sus mayordomos, para probarnos, como probó al antiguo
Israel. El no quiere que su ejército se componga de soldados indisci-
plinados, no santificados y erráticos, que representen falsamente su
orden y su pureza.—
The Review and Herald, 8 de octubre de 1901
.