Página 93 - Fe y Obras (1984)

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Esto es justificación por la fe
Parte del Manuscrito 21, 1891, 27 de febrero de 1891. Publicado en
el Comentario Bíblico Adventista 6:1070, 1071.
Cuando el pecador penitente, contrito delante de Dios, compren-
de el sacrificio de Cristo en su favor y acepta este sacrificio como
su única esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados
son perdonados. Esto es justificación por la fe. Cada alma creyente
debe conformar enteramente su voluntad a la voluntad de Dios y
mantenerse en un estado de arrepentimiento y contrición, ejerciendo
fe en los méritos expiatorios del Redentor y avanzando de fortaleza
en fortaleza, de gloria en gloria.
El perdón y la justificación son una y la misma cosa. Mediante la
fe, el creyente pasa de la posición de un rebelde, un hijo del pecado
y de Satanás, a la posición de un leal súbdito de Jesucristo, no en
virtud de una bondad inherente, sino porque Cristo lo recibe como
hijo suyo por adopción. El pecador recibe el perdón de sus pecados,
porque estos pecados son cargados por su Sustituto y Garante. El
Señor le dice a su Padre celestial: “Este es mi hijo. Suspendo la
sentencia de condenación de muerte que pesa sobre él, dándole mi
póliza de seguro de vida -vida eterna- en virtud de que yo he tomado
su lugar y he sufrido por sus pecados. Ciertamente, él es mi hijo
amado”. De esa manera el hombre, perdonado y cubierto con las
hermosas vestiduras de la justicia de Cristo, comparece sin tacha
delante de Dios.
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El pecador puede errar, pero no es desechado sin misericordia.
Su única esperanza, sin embargo, es el arrepentimiento para con Dios
y la fe en el Señor Jesucristo. Es prerrogativa del Padre perdonar
nuestras transgresiones y nuestros pecados, porque Cristo ha tomado
sobre sí nuestra culpa y ha suspendido la sentencia que pendía sobre
nosotros, imputándonos su propia justicia. Su sacrificio satisface
plenamente los requerimientos de justicia.
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