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Los Hechos de los Apóstoles
y en palabra, y en ciencia, y en toda solicitud, y en vuestro amor para
con nosotros, que también abundéis en esta gracia.” “Ahora pues,
llevad también a cabo el hecho, para que como estuvisteis pronto a
querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tenéis.
Porque si primero hay la voluntad pronta, será acepta, por lo que
tiene, no por lo que no tiene.” “Y poderoso es Dios para hacer que
abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra: ...
para que estéis enriquecidos en todo para toda bondad, la cual obra
por nosotros hacimiento de gracias a Dios.”
2 Corintios 8:7, 11, 12
;
2 Corintios 9:8-11
.
La liberalidad abnegada provocaba en la iglesia primitiva arreba-
tos de gozo; porque los creyentes sabían que sus esfuerzos ayudaban
a enviar el mensaje evangélico a los que estaban en tinieblas. Su
benevolencia testificaba de que no habían recibido en vano la gracia
de Dios. ¿Qué podía producir semejante liberalidad sino la santifica-
ción del Espíritu? En ojos de los creyentes y de los incrédulos, era
un milagro de la gracia.
La prosperidad espiritual está estrechamente vinculada con la
liberalidad cristiana. Los seguidores de Cristo deben regocijarse
por el privilegio de revelar en sus vidas la caridad de su Redentor.
Mientras dan para el Señor, tienen la seguridad de que sus tesoros
van delante de ellos a los atrios celestiales. ¿Quieren los hombres
asegurar su propiedad? Colóquenla entonces en las manos que llevan
las marcas de la crucifixión. ¿Quieren gozar de sus bienes? Usenlos
entonces para la bendición del necesitado y doliente. ¿Quieren au-
mentar sus posesiones? Escuchen entonces la orden divina: “Honra
a Jehová de tu substancia, y de las primicias de todos tus frutos; y
serán llenas tus trojes con abundancia, y tus lagares rebosarán de
mosto.”
Proverbios 3:9, 10
. Procuren retener sus posesiones para
fines egoístas, y provocarán su ruina eterna. Pero den sus tesoros a
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Dios, y desde aquel momento llevarán éstos su inscripción. Estarán
sellados con su inmutabilidad.
Dios declara: “Dichosos vosotros los que sembráis sobre todas
aguas.”
Isaías 32:20
. La comunicación continua de las dádivas de
Dios dondequiera la causa de Dios o las necesidades de la familia
humana demandan nuestra ayuda, no conduce a la pobreza. “Hay
quienes reparten, y les es añadido más: y hay quienes son escasos