Capítulo 23—Los hijos son una bendición
Dios quiso que hubiese familias
—El que creó a Eva para que
fuese compañera de Adán ... había dispuesto que hombres y mujeres
se unieran en el santo lazo del matrimonio, para formar familias
cuyos miembros, coronados de honor, fueran reconocidos como
miembros de la familia celestial
Los hijos son la herencia del Señor, y somos responsables ante él
por el manejo de su propiedad.... Trabajen los padres por los suyos,
con amor, fe y oración, hasta que gozosamente puedan presentarse a
Dios diciendo: “He aquí, yo y los hijos que me dió Jehová.
Una casa sin hijos es un lugar desolado. El corazón de quienes
la habitan corre peligro de volverse egoísta, de amar su propia co-
modidad y de consultar sus propios deseos y conveniencia. Procuran
simpatía para sí, pero tienen poca que conceder a otros
Consejos a una pareja sin hijos
—El egoísmo, que se mani-
fiesta de varias maneras, según las circunstancias y la organización
peculiar de los individuos, debe morir. Si tuvieseis hijos y vuestra
atención tuviese que desviarse de vosotros mismos para cuidarlos,
instruirlos y serles ejemplo, os resultaría ventajoso.... Cuando la
familia se compone de dos personas, como en vuestro caso, y no hay
hijos que hagan ejercitar la paciencia, tolerancia y verdadero amor,
es necesario velar constantemente, no sea que el egoísmo obtenga la
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supremacía y, llegando vosotros mismos a ser el centro de atención,
exijáis cuidados e interés que no os sentís obligados a conceder a
otros
Muchos enferman física, mental y moralmente porque dedican
su atención casi exclusivamente a sí mismos. Podría salvarles del
estancamiento la sana vitalidad de espíritus más jóvenes y diversos
así como la inquieta energía de los niños
Atender a los niños desarrolla rasgos nobles
—Siento un inte-
rés muy tierno por todos los niños, porque empecé muy temprano a
sufrir. He asumido el cuidado de muchos niños, y siempre sentí que
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