Capítulo 46—La segunda madre
Consejos a una segunda madre
—Su casamiento con un hom-
bre que ya tiene hijos resultará en una bendición para Vd.... Estaba
en peligro de concentrar demasiado su atención en sí misma. Te-
nía Vd. preciosos rasgos de carácter que necesitaban despertarse y
ejercitarse.... Mediante sus nuevas relaciones adquirirá una expe-
riencia que le enseñará a tratar con otras mentes. El cuidar a los
niños desarrolla afecto, amor y ternura. Las responsabilidades que
le incumban en su familia pueden ser el medio de alcanzar gran
beneficio. Esos niños serán para Vd. un precioso libro de texto.
Le reportarán muchas bendiciones si Vd. los estudia debidamente.
Los pensamientos despertados al tener que cuidarlos le inducirán a
ejercer ternura, amor y simpatía. Aunque esos niños no son parte de
su carne y sangre, por haberse casado Vd. con su padre, han llegado
a ser suyos, para que los ame, aprecie, instruya y atienda. Su relación
con ellos le hará poner en acción pensamientos y planes que le se-
rán de verdadero beneficio.... Por la experiencia que adquiera en su
hogar, perderá las ideas egocéntricas que amenazaban con arruinar
su obra y cambiará los planes rígidos que era necesario suavizar y
subyugar....
Vd. necesitaba desarrollar mayor ternura y una simpatía más
amplia, a fin de poder acercarse a los que necesiten palabras amables,
llenas de comprensión. Esos hijos le inducirán a manifestar aquellos
rasgos de carácter y le ayudarán a desarrollar amplitud de miras y
de juicio. Al tratarlos con amor, Vd. aprenderá a tener más ternura y
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simpatía en su ministerio por la humanidad doliente
Reproches a una madrastra sin amor
—Vd. amaba a su espo-
so y se casó con él. Sabía que al casarse con él se comprometía a
ser como una madre para sus hijos. Pero he visto en Vd. una falta
al respecto. Vd. revela una triste deficiencia. No ama a los hijos de
su esposo, y a menos que cambie por completo, y haya una reforma
cabal en Vd. y en su manera de regir la familia, estas joyas preciosas
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