Página 311 - El Hogar Cristiano (2007)

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Principios financieros para la familia
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Dé a su esposa una parte del dinero que recibe. Considérelo como
perteneciente a ella y déjeselo usar como desee. Debiera haberle
permitido gastar según su mejor criterio el dinero que ella misma
ganaba. Si hubiese tenido cierta suma que gastar como propia, sin
ser criticada, se le habría quitado una gran preocupación
Procure comodidad y salud
—El Hno. P. no ha usado juicio-
samente sus recursos. El juicio prudente no ha influído tanto en él
como la voz y los deseos de sus hijos. No avalora como debiera
los recursos que tiene en mano ni los gasta cautelosamente para las
cosas más necesarias, las que debiera tener para gozar comodidad y
salud. Toda la familia necesita mejorar al respecto. En ella se nece-
sitan muchas cosas para vivir en forma conveniente y cómoda. La
falta de aprecio por el orden sistemático en el arreglo de los asuntos
familiares resulta perjudicial y desventajosa
No es vistiendo el cuerpo de tela burda ni privando al hogar
de todo lo que contribuye a la comodidad, al buen gusto y a la
conveniencia, como se logra que el corazón sea más puro o más
santo
Dios no requiere que sus hijos se priven de lo que necesitan
realmente para su salud y comodidad, pero no aprueba el desenfreno,
la prodigalidad ni la ostentación
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Aprenda a ahorrar y a gastar
—Debiera Vd. aprender a reco-
nocer cuando hay que ahorrar y cuando hay que gastar. No podemos
decir que seguimos a Cristo a menos que nos neguemos a nosotros
mismos y llevemos la cruz. Debemos pagar lo que debemos a medi-
da que avanzamos; levantar los puntos caídos; suprimir las pérdidas
y saber exactamente lo que poseemos. Vd. debiera sacar la cuenta
de todas las sumas pequeñas gastadas en complacerse a sí mismo.
Debiera notar cuánto gasta para satisfacer el gusto y cultivar un ape-
tito epicúreo pervertido. El dinero derrochado en golosinas inútiles
podría dedicarse a aumentar las comodidades y conveniencias del
hogar. No necesita ser tacaño; pero debe ser honrado consigo mismo
y con sus hermanos. Ser tacaño es abusar de las bondades de Dios.
La prodigalidad también es un abuso. Las pequeñas salidas que
Vd. no considera dignas de mencionarse suman al fin una cantidad
considerable
El corazón que será guiado
—No es necesario especificar aquí
cómo puede practicarse la economía en todo detalle. Aquellos cuyo