Página 388 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 76—Fiestas y aniversarios
Necesidad de dirección al celebrarlos
—Vi que no debemos
festejar los días feriados como los festeja el mundo, y sin embargo
no debemos pasarlos por alto, sin prestarles atención, porque esto
dejaría descontentos a nuestros hijos. En estos tiempos, cuando hay
peligro de que nuestros hijos estén expuestos a malas influencias
y sean corrompidos por los placeres y la excitación del mundo,
procuren los padres preparar algo que reemplace las diversiones más
peligrosas. Haced comprender a vuestros hijos que pensáis en su
bienestar y felicidad
Por la observancia de los días de fiesta, tanto la gente del mundo
como los miembros de las iglesias han llegado a creer que dichos
días son esenciales para la salud y la felicidad; pero los resultados
revelan que el mal abunda en ellos
Nos hemos esforzado en serio por hacer que las fiestas fueran
tan interesantes como se pudiera para los jóvenes y los niños mien-
tras cambiábamos ese orden de cosas. Nuestro fin era mantenerlos
alejados de las escenas de diversión entre incrédulos
¿Anotará el ángel: “Un día perdido”?
—Una vez terminado
un día en que se buscó placer, ¿dónde está la satisfacción de los
buscadores? Como obreros cristianos, ¿a quiénes han ayudado a
llevar una vida mejor, más elevada y más pura? ¿Qué verían si pu-
dieran mirar lo anotado por el ángel en el registro? ¿Un día perdido?
Para sus almas y para el servicio de Cristo, el día se perdió porque
ningún bien se hizo durante sus horas. Podrán disponer de otros días,
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pero jamás tendrán aquel día pasado en la ociosidad y las charlas
insensatas entre jóvenes varones y niñas.
Nunca volverán a presentarse aquellas mismas oportunidades.
Habría sido mejor que en aquel día de fiesta se hubiesen dedicado al
trabajo más arduo. No dieron a su día de fiesta el empleo correcto, y
pasó a la eternidad para que en el juicio los confronte como un día
mal empleado
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