Página 39 - El Hogar Cristiano (2007)

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La gran decisión
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Cualidades que debe tener el futuro esposo
—Antes de dar su
mano en matrimonio, toda mujer debe averiguar si aquel con quien
está por unir su destino es digno. ¿Cuál ha sido su pasado? ¿Es pura
su vida? ¿Es de un carácter noble y elevado el amor que expresa, o es
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un simple cariño emotivo? ¿Tiene los rasgos de carácter que la harán
a ella feliz? ¿Puede encontrar verdadera paz y gozo en su afecto? ¿Le
permitirá conservar su individualidad, o deberá entregar su juicio
y su conciencia al dominio de su esposo? ... ¿Puede ella honrar los
requerimientos del Salvador como supremos? ¿Conservará su alma
y su cuerpo, sus pensamientos y propósitos, puros y santos? Estas
preguntas tienen una relación vital con el bienestar de cada mujer
que contrae matrimonio
Antes de entregar sus afectos, la mujer que desee una unión
apacible y feliz, y evitar miserias y pesares futuros, debe preguntar:
¿Tiene madre mi pretendiente? ¿Qué distingue el carácter de ella?
¿Reconoce él sus obligaciones para con ella? ¿Tiene en cuenta sus
deseos y su felicidad? Si no respeta ni honra a su madre, ¿mani-
festará respeto, amor, bondad y atención hacia su esposa? Cuando
haya pasado la novedad del casamiento, ¿seguirá amándome? ¿Será
paciente con mis equivocaciones, o criticón, dominador y autorita-
rio? El verdadero afecto disimula muchos errores; el amor no los
discernirá
Acepte sólo rasgos viriles y puros
—Acepte la joven como
compañero de la vida tan sólo a un hombre que posea rasgos de
carácter puros y viriles, que sea diligente y rebose de aspiraciones,
que sea honrado, ame a Dios y le tema
Rehuya a los irreverentes. Evite al que ama la ociosidad; al que
se burla de las cosas santas. Eluda la compañía de quien usa lenguaje
profano o siquiera un vaso de bebida alcohólica. No escuche las
propuestas de un hombre que no comprenda su responsabilidad para
con Dios. La verdad pura que santifica el alma le dará valor para
apartarse del conocido más placentero que no ame ni tema a Dios, ni
sabe nada de los principios relativos a la justicia verdadera. Podemos
tolerar siempre las flaquezas y la ignorancia de un amigo, pero nunca
sus vicios
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Cometer un error es más fácil que corregirlo
—Por lo general,
los casamientos contraídos impulsivamente y por egoísmo no salen
bien, sino que a menudo fracasan miserablemente. Ambas partes