Página 410 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 80—Cómo hemos de jugar
Lo inocente en lugar de lo pecaminoso
—No se puede hacer
que los jóvenes sean tan calmosos y graves como los ancianos, el
hijo tan sobrio como el padre. Aunque se condenan las diversiones
pecaminosas, como en verdad debe hacerse, que los padres, maestros
y tutores de los jóvenes provean en su lugar placeres inocentes, que
no mancillen ni corrompan la moral. No sujetéis a los jóvenes bajo
reglas y restricciones rígidas, que los induzcan a sentirse oprimidos,
y a precipitarse en sendas de locura y destrucción. Con mano firme,
bondadosa y considerada, sujetad las riendas del gobierno, guiando y
vigilando sus mentes y propósitos, aunque de manera tan suave, sabia
y amorosa, que ellos puedan darse cuenta de que tenéis presentes
sus mejores intereses
Hay diversiones, como el baile, los naipes, el ajedrez, las damas,
etc., que no podemos aprobar porque el Cielo las condena. Estas
diversiones abren las puertas a un gran mal. Su tendencia no es
benéfica, sino que ejercen una influencia excitante, y producen en
algunos una pasión que los arrastra a los juegos de azar y a la
disipación. Todos aquellos juegos deben ser condenados por los
cristianos y reemplazados por algo perfectamente inofensivo
Mientras imponemos restricciones a nuestros hijos con respec-
to a los placeres mundanales que tienden a corromper y extraviar,
debemos proveerles recreación inocente, para conducirlos por sen-
das agradables en las cuales no haya peligro. Ningún hijo de Dios
necesita vivir triste y lamentándose. Esto lo demuestran las órdenes
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y las promesas divinas. Los caminos de la sabiduría “son caminos
deleitosos, y todas sus veredas paz.
Mientras rehuimos lo falso y artificial, y descartamos las carreras
de caballos, los juegos de naipes, las loterías, los asaltos de boxeo,
las bebidas alcohólicas y el consumo de tabaco, debemos proveer
fuentes de placer que sean puras, nobles y elevadoras
Lugar útil del gimnasio
—Los ejercicios gimnásticos son útiles
en muchas escuelas, pero si no hay una vigilancia cuidadosa, son
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