Página 421 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 82—Cómo elige el cristiano sus
recreaciones
Recreación cristiana y diversión mundanal
—Hay una distin-
ción entre recreación y diversión. La recreación, cuando responde a
su nombre, re-creación, tiende a fortalecer y reparar. Apartándonos
de nuestros cuidados y ocupaciones comunes, provee refrigerio para
la mente y el cuerpo y de ese modo nos permite volver con nuevo
vigor al trabajo serio de la vida. Por otra parte, se busca la diver-
sión para experimentar placer y con frecuencia se la lleva al exceso;
absorbe las energías requeridas para el trabajo útil y resulta de ese
modo un obstáculo para el verdadero éxito de la vida
Un gran contraste se notará entre el trato social de los seguido-
res de Cristo en sus recreaciones cristianas y las reuniones de los
mundanos para obtener placer y diversión. En vez de que se oigan
oraciones y la mención de Cristo y de las cosas sagradas, se des-
prenden de los labios de los mundanos risas tontas y conversaciones
triviales. Lo que procuran es una hilaridad ruidosa. Sus diversiones
comienzan en la insensatez y acaban en vanidad
Hay una gran necesidad de temperancia en las diversiones, como
en cualquier otra actividad. Su carácter debe ser considerado cuida-
dosa y cabalmente. Todo joven debe preguntarse: ¿Qué influencia
tendrán estas diversiones sobre mi salud física, mental y moral?
¿Quedará mi mente tan infatuada que me olvide de Dios? ¿Dejaré
de tener presente su gloria
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La regla de los placeres lícitos
—No olvidemos jamás que Je-
sús es manantial de gozo. No se deleita en la miseria de los seres
humanos, sino en verlos felices.
Los cristianos disponen de muchas fuentes de felicidad, y pueden
decir con exactitud infalible qué placeres son lícitos y correctos.
Pueden disfrutar de recreaciones que no disiparán el intelecto ni
degradarán el alma. Tampoco desilusionarán ni dejarán una triste
influencia ulterior que destruya el respeto propio o impida ser útil.
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