Página 65 - El Hogar Cristiano (2007)

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Los casamientos apresurados
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vida. Muchos no quieren escuchar la voz de la razón o instrucción
desde un punto de vista cristiano
Satanás está constantemente atareado para apresurar a los jóve-
nes inexpertos hacia una alianza matrimonial. Cuanto menos nos
gloriemos de los casamientos que se contraen hoy, mejor será
Como consecuencia de los casamientos apresurados, aun en-
tre el pueblo de Dios, se producen separaciones, divorcios y gran
confusión en la iglesia
¡Qué contraste entre la conducta de Isaac y la de la juventud de
nuestro tiempo, aun entre los que se dicen cristianos! Los jóvenes
creen con demasiada frecuencia que la entrega de sus afectos es un
asunto en el cual tienen que consultarse únicamente a sí mismos, un
asunto en el cual no deben intervenir ni Dios ni los padres. Mucho
antes de llegar a la edad madura, se creen competentes para hacer
su propia elección sin la ayuda de sus padres. Suelen bastarles unos
años de matrimonio para convencerlos de su error; pero muchas
veces es demasiado tarde para evitar las consecuencias perniciosas.
La falta de sabiduría y dominio propio que los indujo a hacer una
elección apresurada agrava el mal hasta que el matrimonio llega a
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ser un amargo yugo. Así han arruinado muchos su felicidad en esta
vida y su esperanza de una vida venidera
Obreros potenciales enredados
—Ciertos jóvenes han recibido
la verdad y corrido bien por un tiempo, pero Satanás ha tejido sus
mallas en derredor de ellos en forma de compromisos imprudentes y
casamientos desafortunados. Vió que ésta era la manera más eficaz
de seducirlos y apartarlos del sendero de la santidad
Se me ha mostrado que los jóvenes de hoy no comprenden de
veras su grave peligro. Son muchos los jóvenes a quienes Dios
aceptaría como obreros en los varios ramos de su obra, pero Satanás
interviene y los enreda de tal manera en su telaraña que los tales se
apartan de Dios y carecen de poder en su obra. Satanás trabaja con
agudeza y perseverancia. Sabe exactamente cómo puede entrampar
a los incautos, y es un hecho alarmante que son pocos los que logran
escapar a sus asechanzas. No ven el peligro y no se precaven contra
sus ardides. Los induce a dedicarse mutuamente sus afectos sin
recurrir a la sabiduría de Dios ni a la de aquellos a quienes él envió
para dar advertencias, reprensiones y consejos. Creen bastarse a sí
mismos y no quieren tolerar restricción alguna