Página 117 - Hijas De Dios (1999)

Basic HTML Version

El ministerio en el vecindario
113
y pueden traer tantas almas a Cristo como la Palabra predicada.
Iglesias enteras han sido levantadas por este medio.
Cada discípulo de Cristo puede tener una parte en esta obra. Que
los folletos, las revistas y los libros sea diseminados por doquiera.
Llevad con vosotros un paquete de folletos seleccionados que podáis
distribuir cuando se presente la oportunidad. Podéis vender literatura,
o prestarla o regalarla según sea el caso; con esto se obtendrán
importantes resultados.—
The Review and Herald, 10 de junio de
1880
.
Estad seguras de trabajar para Jesús
—Nuestras hermanas no
están excusadas de hacer su parte en la obra de Dios. Todo aquel
que ha gustado los poderes del mundo por venir, tiene un ferviente
trabajo que hacer en la viña del Señor. Nuestras hermanas podrían
mantener sus manos ocupadas produciendo exquisitos artículos para
embellecer su hogar o para regalarlos a sus amigos. Podría pensarse
que una gran cantidad de estos materiales están produciendo un
buen fundamento. Pero, ¿será que Jesús considerará estas exquisitas
pequeñeces como un sacrificio vivo para él? ¿Será que pronunciará
sobre esos obreros las palabras: “Yo conozco tus obras... y has
trabajado arduamente por causa de mi nombre”?
Apocalipsis 2:2-
3
.—
The Review and Herald, 31 de mayo de 1887
.
Todos podemos hacer trabajo misionero alrededor
Nuestras hermanas se han excusado con facilidad de llevar res-
[122]
ponsabilidades que requieren trabajo mental; y sin embargo ésta
es la disciplina que necesitan para perfeccionar su experiencia cris-
tiana. Pueden hacer obra misionera y tener un interés personal en
la distribución de folletos y revistas que representan correctamente
nuestra fe. No todos pueden ir a los campos misioneros lejanos, pero
todos pueden hacer algo a su alrededor...
Como cristianos, debiéramos tener el profundo sentimiento de
que nuestro tiempo, nuestras energías y nuestras habilidades han
sido compradas con un precio infinito. No somos nuestros para usar
nuestro tiempo en cosas que gratifican nuestros gustos y nuestro
orgullo. Como hijos de luz, debemos difundir la luz a otros. Debiéra-
mos estudiar la manera de glorificar mejor a Dios, y de trabajar para
salvar y bendecir a las almas por las que Cristo murió. Al trabajar
para bendecir a otros, estaremos añadiendo fuerza y coraje a nues-
tras propias almas, y estaremos recibiendo la aprobación de Dios.