Página 149 - Hijas De Dios (1999)

Basic HTML Version

El respeto propio
145
Usted nació con una predisposición al desánimo y constante-
mente tendrá que ser animada a mantener sentimientos de esperanza.
Tanto su padre como su madre tenían una conciencia muy sensible,
y su madre tenía una disposición a desmerecerse más bien que a
exhaltarse. En su caso, una sola palabra puede conmoverla, mientras
que otras personas con otro temperamento sólo se conmueven con
un grave juicio. Si usted se colocara en situaciones donde pudie-
ra ayudar a otros sin importarle cuán dura y difícil fuera la carga,
se sentiría alegre y sus sentimientos de desconfianza en sí misma
desaparecerían.
Samuel, que sirvió a Dios desde su niñez, necesitó una disciplina
diferente a la de aquellos que tenían una voluntad egoísta y obstinada.
De igual manera, su niñez no estuvo marcada con rudeza y mano
dura, aunque se pudieron haber cometido los errores propios de la
[157]
humanidad. Toda su experiencia me ha sido mostrada. La conozco a
usted mejor de lo que usted se conoce a sí misma. Dios la ayudará a
triunfar sobre Satanás si simplemente confía en Jesús y permite que
él libre estas batallas por usted; batallas que usted no puede pelear
con sus fuerzas finitas.
Usted ama a Jesús, y Jesús la ama. Confíe pacientemente en él,
diciéndole una y otra vez: “Señor, soy tuya”. Arrójese a sus pies. No
es solamente el gozo lo que dará evidencia de que usted es cristiana;
la evidencia será un “Así dice el Señor”. Querida hermana, por la fe
la dejo en el seno del Salvador. Que estas líneas reflejen sus propios
sentimientos:
Otro asilo aquí no hay, indefenso acudo a ti;
mi necesidad me trae, porque mi peligro vi.
Solamente en ti, Señor, hallo paz, consuelo y luz;
vengo lleno de temor a los pies de mi Jesús
.
Cristo, encuentro en ti poder, y no necesito más;
me levantas, al caer; débil, ánimo me das;
Al enfermo das salud, vista das al que no ve.
Con amor y gratitud tu bondad ensalzaré
.
Himnario Adventista, 420
.—
Carta 35, 1887
.
[158]