Página 163 - Hijas De Dios (1999)

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El equilibrio en la vida
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con la consiguiente pérdida del valor necesario para llevar a cabo
las tareas del día siguiente. No violen hoy las leyes de la naturaleza,
no sea que pierdan la fortaleza que necesitan para el día siguiente.—
Mente, Carácter y Personalidad 2:22 (1903)
.
Se necesitan períodos de descanso
—Hay peligro de que a las
mujeres relacionadas con la obra se les exija trabajar demasiado
duramente sin los períodos adecuados de descanso. No debe im-
ponérseles a los obreros una exigencia tan severa. Algunos no se
perjudicarán, pero otros, que son concienzudos, trabajarán en exceso.
Todos, especialmente las mujeres, necesitan períodos de descanso.—
El Evangelismo, 360 (1896)
.
Mentes bien balanceadas
—Todas las facultades cerebrales de-
ber ser desarrolladas a fin de que los hombres y las mujeres tengan
mentes bien balanceadas. El mundo está lleno de hombres y mujeres
de mentes obtusas, que han llegado a esa condición debido a que
desarrollaron sólo un grupo de sus facultades, mientras que las de-
más se atrofiaron por falta de uso. La educación de la mayoría de los
jóvenes es un fracaso. Estudian demasiado mientras descuidan los
aspectos prácticos de la vida. Los hombres y las mujeres se convier-
ten en padres sin considerar las responsabilidades y su descendencia
humana. Así la raza se está degenerando rápidamente.—
Consejos
sobre la salud, 176 (1872)
.
Es una bendición desarrollar los talentos
—Los talentos no
deben ser enterrados para corroerse por la inactividad. Un persistente
rechazo a ejercitar las habilidades dadas por Dios, y la indulgencia
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propia, causarán la eterna separación de Dios y la pérdida de la
gloria eternal. Estos dones nos son concedidos de acuerdo a nuestra
habilidad para usarlos, y el sabio desarrollo de los mismos resultará
en bendición y traerá gloria a Dios. Cada don recibido con gratitud,
es un eslabón en la cadena que nos une con el cielo.—
The Signs of
the Times, 18 de agosto de 1898
.
Equilibrio en el uso de nuestro tiempo
Debemos dar cuenta estricta de nuestro tiempo
—Nuestro
tiempo pertenece a Dios. Cada momento es suyo, y nos hallamos
bajo la más solemne obligación de aprovecharlo para su gloria. De
ningún otro talento que él nos haya dado requerirá más estricta cuen-