Página 166 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
Su condición presente es una excusa para depender mayormente
de su esposo. Sus rasgos de carácter aparecen nuevamente: senti-
mientos y simpatías que giran alrededor de usted misma. Su situa-
ción no es diferente a la de una inmensa mayoría de las mujeres, sin
embargo, debido a que su imaginación es muy activa y a que sus
pensamientos giran sobre el mismo tema, usted se olvida que otras
pasan por las mismas situaciones sin quejarse, y sin recibir simpatía
y ayuda.
Mi hermana, usted tiene poco dominio propio y no ejerce su
fuerza de voluntad para mantener en control sus pensamientos y
sentimientos. Usted se pone histérica cuando las cosas no se hacen a
su manera; ¿acaso es esto necesario? Se me mostró que no, pero que
usted no hace lo posible por evitarlo. Tiene que mantener en control
sus sentimientos y poner toda su fuerza de voluntad para no permitir
que estos espasmos nerviosos la venzan. Usted se preguntará, ¿cómo
puedo lograrlo? Ejerciendo su dominio propio. Sus sentimientos se
irritan terriblemente si las cosas no se hacen de acuerdo a su manera
de pensar, sin darse cuenta que está creando perplejidad, ansiedad y
tensión en su esposo. Usted considera casi un privilegio y un deber
colocar todas las cargas sobre él, cuando sería necesario que usted
se educase a sí misma para ser autosuficiente y pensar en los demás
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como piensa en usted misma. Esta es una lección que usted debe de
aprender.
Usted no necesita tener uno solo de esos espasmos nerviosos. Se
está acostumbrando a ellos y se transformarán en una temible reali-
dad, parte de una segunda naturaleza. Y cuando llegue el tiempo del
alumbramiento le sobrevendrán sin que pueda controlarlos. Ahora
es el tiempo adecuado para controlar sus sentimientos y no permitir
que estas manifestaciones ocurran. Depende de usted misma si será
una mujer feliz o infeliz.
Debe llegar a ser lo que Dios quiere que sea: una mujer que
depende de sí misma. En el temor de Dios le pido que llegue a ser
menos dependiente. Usted parece no poder soportar ninguna carga
por sí misma, cuando otras mujeres con menor fortaleza que la suya,
y a quienes los deberes domésticos les resultan tan desagradables
como a usted, los cumplen con valentía y sin quejas porque los
consideran su deber. Los actos de bondad y caridad, y el amor