La maternidad
193
ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima
delante de Dios”.
1 Pedro 3:4
.
Seguramente voy a escribirles otra vez. Adiós, mis queridas hijas.
Sean bondadosas y respetuosas con aquellos que son mayores que
ustedes.—
Carta 3, 1881
.
Es responsabilidad de los hijos cuidar por una madre anciana
Mary Chase era la hermana de Jaime White. Durante su vida, el
pastor White y su esposa habían cuidado de ella. Cuando el pastor
White murió, Elena G. de White consideró que sería difícil para ella
sola continuar con esa responsabilidad. Entonces, le escribió a la
hija de esta mujer, Adelina Savage, mostrándole su deber de cuidar
[210]
de su madre.
Querida sobrina Adelina: Pensé que debías saber como está la
condición de tu madre en la actualidad. Ella está muy débil, necesita
cuidado constante, y no veo como me sería posible hacerlo.
Saldremos hoy de Battle Creek en dirección a Otsego. Esperamos
estar en Chicago la próxima semana. El día ocho, comenzaremos
nuestra larga jornada a California. Me siento muy triste de dejar a tu
madre en su presente estado de debilidad. La he provisto de todo lo
que me ha sido posible. Le compré una casa que costó mil dólares
y la amueblé en forma simple con las cosas más necesarias para
su uso. Pusimos a una familia en la casa, una madre y dos hijos,
para que usen la casa como pago por el cuidado de tu madre. El
año pasado ella pagó los impuestos de la casa, pero este año debí
hacerlo yo, debido a que ella tuvo un accidente en la casa; su cocina
se incendió y el piso tomó fuego. Tuve que pagar setenta y cinco
dólares por la reparación.
El hijo de la viuda que toma cuidado de la casa ha estado enfermo
por cinco semanas. Durante todo ese tiempo tu madre requirió los
cuidados de un médico y a veces de una enfermera, puesto que nadie
en la casa podía brindarle atención. Según el arreglo, alguien se
encargaba de prender fuego en el hogar para que la casa estuviese
caliente; pero aparte de eso no había otra ayuda.
Si tu madre necesita una enfermera, ella debe pagar por ese
servicio, y le quedan solamente trescientos dólares que se van a ir
muy pronto. Debe tener ropa, comida, y la leña para el fuego. He