Página 214 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
El tiempo es precioso; el tiempo es oro. No debiera dedicarse
a las cosas sin importancia que sólo sirven para gratificar el gusto.
Mi hermana, usted podrá ser mucho más útil cuando deje de usar su
tiempo precioso en asuntos no importantes, y dedique su tiempo y
atención a las cosas útiles y necesarias. Hay tantas cosas que deben
ser hechas en este mundo nuestro, que espero que no descuide de
hacer su parte. Usted podría haber ahorrado a la institución cente-
nares de dólares si hubiera puesto su alma en el trabajo. Diciendo
una palabra por aquí, y sugiriendo un plan por allá, hubiera sido una
real bendición. Si usted hubiese despertado sus energías dormidas
haciendo ejercicio al aire libre, y hubiera hecho todo lo que está en
su poder hacer con alegría y agilidad, hubiese cumplido con su deber
y en verdad hubiera sido una bendición.
Espero que dedique su mente y sabiduría a su trabajo. Vea que
todo sea hecho de manera económica, pues de lo contrario se acumu-
larán deudas. Se necesitan mujeres de rápida capacidad mental para
descubrir dónde hay desperdicio en asuntos pequeños, y corregirlo.
Como jefa del sanatorio era su deber vigilar estas cosas.
Si hubiera una cabeza que analizara, planeara y dijera lo que debe
hacerse, se podría ahorrar mucho; alguien que por precepto y por
ejemplo pudiese tomar las cosas en sus manos. Las muchachas no
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serán diligentes, conscientes y económicas, a menos que la persona
que está a la cabeza les muestre cómo hacerlo. Y si ellas no están
dispuestas a ser enseñadas, o no hacen como se les pide, debieran
dejar su trabajo. Mucho podría ahorrarse en el dormitorio y en el
mismo sanatorio si se hace un esfuerzo especial para lograrlo... Al
ejercer la influencia correcta en estos asuntos usted puede educar a
las jóvenes en el servicio doméstico, lo cual será una bendición para
ellas.
Todos nuestros talentos deben ser usados sin permitir que se
oxiden por la inactividad; y toda nuestra influencia debe ser utili-
zada de la mejor manera posible. Después de haber alimentado a
la multitud, Cristo dijo: “Recoged los pedazos que sobraron, para
que no se pierda nada”.
Juan 6:12
. Esta lección puede aplicarse
tanto a las cosas espirituales como a las temporales. Aquellos que
no aprecian sus bendiciones espirituales, y no utilizan al máximo
cada precioso rayo de luz que se les brinda, pronto se tornan indife-
rentes y despreciativos; y por no valorar sus bendiciones presentes