Página 27 - Hijas De Dios (1999)

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Mujeres notables del Antiguo Testamento
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Declara que los derechos y la felicidad de estas relaciones deben
resguardarse cuidadosamente, aun a costa de un gran sacrficio. Sara
era la única esposa verdadera de Abrahán. Ninguna otra persona
debía compartir sus derechos de esposa y madre. Reverenciaba a su
esposo, y en este aspecto el Nuevo Testamento la presenta como un
digno ejemplo. Pero ella no quería que el afecto de Abrahán fuese
dado a otra; y el Señor no la reprendió por haber exigido el destierro
de su rival.
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Tanto Abrahán como Sara desconfiaron del poder de Dios, y este
error fue la causa del matrimonio con Agar. Dios había llamado a
Abrahán para que fuese padre de los fieles, y su vida había de servir
como ejemplo de fe para las generaciones futuras. Pero su fe no
había sido perfecta. Había manifestado desconfianza para con Dios
al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, y también al casarse
con Agar.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 117-143 (1890)
.
La herencia que Dios prometió a su pueblo no está en este mundo.
Abrahán no tuvo posesión en la tierra, “ni aun para asentar un pie”.
Hechos 7:5
. Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de
Dios y para el bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo
como su hogar. El Señor le había ordenado que abandonara a sus
compatriotas idólatras, con la promesa de darle la tierra de Canaán
como posesión eterna; y sin embargo, ni él, ni su hijo, ni su nieto
la recibieron. Cuando Abrahán deseó un lugar donde sepultar sus
muertos, tuvo que comprarlo a los cananeos. Su única posesión en
la tierra prometida fue aquella tumba cavada en la peña en la cueva
de Macpela.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 166 (1890)
.
“Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los
años de la vida de Sara. Y murió Sara en Quiriat-arba, que es He-
brón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por
Sara, y a llorarla. Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y
habló a los hijos de Het, diciendo: Extranjero y forastero soy entre
vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepul-
taré mi muerta de delante de mí. Y respondieron los hijos de Het a
Abraham, y le dijeron: Oyenos, señor nuestro; eres un príncipe de
Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu
muerta; ninguno de nosotros te negará un sepulcro, ni te impedirá
que entierres a tu muerta”.
Génesis 23:1-6
.