Página 309 - La Historia de la Redenci

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El santuario celestial
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“Hasta 2.300 tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”.
Pero, ¿cómo podía necesitar purificación el santuario celestial? Al
volver a las Escrituras, los estudiosos de la profecía descubrieron
que esa purificación no se refería a impurezas materiales, puesto que
se lo debía hacer con sangre, y por consiguiente debía de ser una
purificación del pecado. Así dice el apóstol: “Fue, pues, necesario
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que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así [con
sangre de animales]; pero las cosas celestiales mismas, con mejores
sacrificios que éstos [la misma preciosa sangre de Cristo]”.
Hebreos
9:23
.
Para saber más acerca de la purificación señalada por la profecía,
era necesario comprender el ministerio que se lleva a cabo en el
santuario celestial. Esto se podía lograr sólo estudiando el ministerio
que se realizaba en el santuario terrenal, pues Pablo declara que los
sacerdotes que oficiaban allí servían “a lo que es figura y sombra de
las cosas celestiales”.
Hebreos 8:5
.
La purificación del santuario
Así como los pecados del pueblo eran transferidos antiguamente,
en forma figurada, al santuario terrenal, por medio de la sangre
de la ofrenda por el pecado, así nuestros pecados son, de hecho,
transferidos al santuario celestial por medio de la sangre de Cristo. Y
así como la purificación típica del santuario terrenal se llevaba a cabo
mediante la remoción de los pecados que lo habían contaminado,
así la limpieza real del santuario celestial se cumplirá mediante la
remoción de los pecados que están registrados allí. Esto requiere
un examen de los libros de registro para determinar quiénes, por
medio del arrepentimiento del pecado y la fe en Cristo, están en
condiciones de recibir los beneficios de su expiación. La purificación
del santuario por lo tanto implica un juicio investigador. Esa obra
debe realizarse antes de la venida de Cristo para redimir a su pueblo,
porque cuando él venga traerá su galardón con él “para recompensar
a cada uno según sea su obra”.
Apocalipsis 22:12
.
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Así los que siguieron la luz de la palabra profética vieron que en
vez de venir a la tierra al término de los 2.300 días en 1844, Cristo
había entrado en el lugar santísimo del santuario celestial, a la pre-