Parte 2—El plan de Dios para su iglesia
Leed
Isaías 58
, vosotros que pretendéis ser hijos de la luz.
Especialmente vosotros los que os habéis sentido muy mal
dispuestos a incomodaros por favorecer a los necesitados, leedlo
detenidamente vez tras vez. Vosotros cuyos corazones y casas son
demasiado estrechos para hacer un hogar para los desheredados,
leedlo. Vosotros que podéis ver a los huérfanos y a las viudas
oprimidos por la férrea mano de la pobreza y agobiados por el duro
corazón de los mundanos, leedlo. ¿Tenéis temor de que en vuestra
familia sea introducida una influencia que os signifique más
trabajo? Leedlo. Vuestros temores pueden ser infundados, y cada
día podéis recibir una bendición conocida y bien comprendida por
vosotros. Pero, si por el contrario se os requiere efectuar una labor
extra, la podréis poner sobre Uno que ha prometido: “Entonces
nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto”.
Me ha sido mostrada la razón por la cual el pueblo de Dios no está
más espiritualmente dispuesto y no tiene una fe más abundante;
ello se debe a que está apretadamente estrechado por el egoísmo.
El profeta está hablando a los observadores del sábado, no a los
pecadores, no a los incrédulos, sino a aquellos que tienen la gran
pretensión de santidad. No son las muchas reuniones lo que Dios
acepta. No son las numerosas oraciones, sino el bienhacer: hacer
lo correcto a su debido tiempo. Es ser menos egoísta y más
misericordioso. Nuestras almas deben prodigarse. Entonces Dios
las hará como jardines bien regados, cuyas aguas no
faltan.—
Testimonies for the Church 2:35, 36
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