Página 67 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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Diferentes formas de dar el evangelio a los vecinos
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lo que teníamos que hacer en los primeros días del mensaje. Cuando
se lleven a cabo fervientes esfuerzos, el Señor hará que su bendición
descanse sobre los obreros y sobre los que están buscando entender
la verdad, tal como está en la Palabra de Dios.
Hay preciosas verdades, gloriosas verdades en la Palabra de
Dios, y es nuestro privilegio llevar esas verdades delante de la gente.
En aquellos lugares donde muchos no pueden asistir a reuniones
alejadas de su hogar, podemos llevarles la verdad personalmente y
trabajar con ellos con sencillez.
¡Qué luz hay en la Palabra! Leemos en Isaías: “Clama a voz en
cuello, no te detengas: alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi
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pueblo su rebelión”. Esta es la obra que hemos de hacer. Notad la
expresión, “mi pueblo”. ¿Por qué debía decir el profeta, “mi pueblo”?
No estaban caminando de acuerdo con la luz de la verdad, pero Dios
deseaba salvarlos de sus pecados. La verdad había de serles llevada
nuevamente en su sencillez.
El mensaje del tercer ángel debe ir a toda gente, y Cristo ha
declarado que ha de ser proclamado en los caminos y en los senderos.
“Clama a voz en cuello, no te detengas”, ordena Dios. Esto significa
que dondequiera que ellos presenten la verdad, ya sea ante una
congregación, en público o de casa en casa, han de presentarla como
está revelada en la Palabra de Dios.—
Manuscrito 15, 1909
.
No hemos de esperar que las almas vengan a nosotros
—No
hemos de esperar que las almas vengan a nosotros; debemos buscar-
las donde estén. Cuando la Palabra ha sido predicada en el púlpito,
la obra sólo ha comenzado. Hay multitudes que nunca recibirán el
Evangelio a menos que éste les sea llevado.—
Lecciones Prácticas
del Gran Maestro, 210
.
Trabajad de casa en casa sin descuidar a los pobres, que gene-
ralmente son pasados por alto. Cristo dijo: “Me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres”, y hemos de hacer lo mismo.—
The
Review and Herald, 11 de junio de 1895
.
“¡Estoy perdido! ¡Y Ud. nunca me amonestó!”
—Id a los hogares
aun de aquellos que no manifiestan interés. Mientras la dulce voz
de la misericordia invita al pecador, trabajad con toda la energía
del corazón y el cerebro como lo hizo Pablo quien “de noche y de
día, no” cesaba “de amonestar con lágrimas a cada uno”. En el día
de Dios cuántos nos enrostrarán y dirán: “¡Estoy perdido! ¡Estoy