Página 193 - El Ministerio de Curacion (1959)

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La higiene entre los israelitas
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el amor y en el cuidado de Dios, constituyen la mayor salvaguardia
de la salud. Para los israelitas debían ser el principio fundamental
de la vida.
Los tres viajes anuales para asistir a las fiestas de Jerusalén, la es-
tada de una semana en cabañas durante la fiesta de los tabernáculos,
eran oportunidades para descansar fuera de casa y cultivar la vida
social. Esas fiestas eran ocasiones de regocijo aun más endulzado
y enternecido por la circunstancia de que en dichas fiestas se daba
hospitalaria acogida al extranjero, al levita y al pobre.
“Te alegrarás con todo el bien que Jehová tu Dios te hubiere
dado a ti y a tu casa, tú y el Levita, y el extranjero que está en medio
de ti.”
Deuteronomio 26:11
.
Así también, en tiempos posteriores, cuando en Jerusalén se leyó
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la ley de Dios a los cautivos vueltos de Babilonia, y cuando el pueblo
lloraba sus transgresiones, se pronunciaron las siguientes palabras
de misericordia:
“No os entristezcáis. ... Id, comed grosuras, y bebed vino dulce,
y enviad porciones a los que no tienen prevenido; porque día santo
es a nuestro Señor: y no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová
es vuestra fortaleza.”
Nehemías 8:9, 10
.
Y este mensaje fué publicado y proclamado “por todas sus ciuda-
des y por Jerusalem, diciendo: Salid al monte, y traed ramos de oliva,
y ramos de pino, y ramos de arrayán, y ramos de palmas, y ramos de
todo árbol espeso, para hacer cabañas como está escrito. Salió pues
el pueblo, y trajeron, e hiciéronse cabañas, cada uno sobre su terrado,
y en sus patios, y en los patios de la casa de Dios, y en la plaza de la
puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Ephraim. Y toda
la congregación que volvió de la cautividad hicieron cabañas, y en
cabañas habitaron. ... Y hubo alegría muy grande.”
Vers. 15-17
.
Dios dió a Israel instrucciones acerca de los principios esenciales
para la salud física y moral, y tanto respecto a éstos como a los
referentes a la ley moral el Señor les mandó lo siguiente:
“Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón:
y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y
andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes: y has
de atarlas por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus
ojos: y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus portadas.”
Deuteronomio 6:6-9
.