Página 202 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
hubieran podido alcanzar el término natural de su vida, si se hubiesen
vestido conforme a los principios de la salud y hubiesen hecho
abundante ejercicio al aire libre.
Para conseguir la ropa más saludable, hay que estudiar con mu-
cho cuidado las necesidades de cada parte del cuerpo y tener en
cuenta el clima, las circunstancias en que se vive, el estado de salud,
la edad y la ocupación. Cada prenda de indumentaria debe sentar
holgadamente, sin entorpecer la circulación de la sangre ni la respi-
ración libre, completa y natural. Todas las prendas han de estar lo
bastante holgadas para que al levantar los brazos se levante también
la ropa.
Las mujeres carentes de salud pueden mejorar mucho su estado
merced a un modo de vestir razonable y al ejercicio. Vestidas conve-
nientemente para el recreo, hagan ejercicio al aire libre, primero con
mucho cuidado, pero aumentando la cantidad de ejercicio conforme
aumente su resistencia. De este modo muchas podrán recobrar la
salud, y vivir para desempeñar su parte en la obra del mundo.
Independientes de la moda
En vez de afanarse por cumplir con las exigencias de la moda,
tengan las mujeres el valor de vestirse saludable y sencillamente. En
vez de sumirse en una simple rutina de faenas domésticas, encuentre
la esposa y madre de familia tiempo para leer, para mantenerse bien
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informada, para ser compañera de su marido y para seguir de cerca
el desarrollo de la inteligencia de sus hijos. Aproveche sabiamente
las oportunidades presentes para influir en sus amados de modo que
los encamine hacia la vida superior. Haga del querido Salvador su
compañero diario y su amigo familiar. Dedique algo de tiempo al
estudio de la Palabra de Dios, a pasear con sus hijos por el campo y
a aprender de Dios por la contemplación de sus hermosas obras.
Consérvese alegre y animada. En vez de consagrar todo momento
a interminables costuras, haga de la velada de familia una ocasión
de grata sociabilidad, una reunión de familia después de las labores
del día. Un proceder tal induciría a muchos hombres a preferir la
sociedad de los suyos en casa a la del casino o de la taberna. Muchos
muchachos serían guardados del peligro de la calle o de la tienda
de comestibles de la esquina. Muchas niñas evitarían las compañías