Página 305 - El Ministerio de Curacion (1959)

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Peligro que entraña el conocimiento especulativo
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“De cierto su alteza os había de espantar,
y su pavor había de caer sobre vosotros.”
“¿No está Dios en la altura de los cielos?
Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.”
“¿Tienen sus ejércitos número?
¿Y sobre quién no está su luz?”
“El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
Porque a la nieve dice:
Desciende a la tierra;
también a la llovizna,
y a los aguaceros de su fortaleza.
Así hace retirarse a todo hombre,
para que los hombres todos reconozcan su obra. ...
Asimismo por sus designios
se revuelven las nubes en derredor,
para hacer sobre la haz del mundo,
en la tierra, lo que él les mandara.
Unas veces por azote, otras por causa de su tierra,
otras por misericordia las hará parecer.
“Escucha esto; ...
repósate, y considera las maravillas de Dios.
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¿Supiste tú cuando Dios las ponía en concierto,
y hacía levantar la luz de su nube?
¿Has tú conocido las diferencias de las nubes,
las maravillas del Perfecto en sabiduría? ...
¿Extendiste tú con él los cielos,
firmes como un espejo sólido?
Muéstranos qué le hemos de decir;
porque nosotros no podemos componer las ideas a causa de
las tinieblas. ...
He aquí aún: no se puede mirar la luz esplendente en los cielos,
luego que pasa el viento y los limpia,
viniendo de la parte del norte la dorada claridad.
En Dios hay una majestad terrible.