Página 332 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
Para quienes así se afirman en las divinas seguridades de la Pala-
bra de Dios, hay maravillosas posibilidades. Ante ellos se extienden
vastos campos de verdad, vastos recursos de poder. Cosas gloriosas
serán reveladas. Se les manifestarán privilegios y deberes que no
sospechaban en la Biblia. Cuantos anden por el sendero de la humil-
de obediencia, cumpliendo el propósito de Dios, sabrán más y más
de los oráculos divinos.
Tome el estudiante la Biblia por su guía, permanezca firme en
los principios, y entonces podrá aspirar a alcanzar cualquier altura.
Todas las filosofías de la naturaleza humana han venido a parar en
confusión y vergüenza, siempre que no han reconocido a Dios como
el todo en todo. Pero la preciosa fe inspirada por Dios comunica
fuerza y nobleza de carácter. Al espaciarse en su bondad, su miseri-
cordia y su amor, la percepción de la verdad será cada vez más clara;
el deseo de la pureza de corazón y de la claridad de pensamiento
será también más elevado y santo. Al morar el alma en la atmósfera
pura del pensamiento santo, se transforma por su comunión con Dios
mediante el estudio de su Palabra. La verdad es tan amplia, de tanto
alcance, tan profunda y tan ancha, que el hombre se anonada. El
corazón se enternece y se rinde a la humildad, la bondad y el amor.
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Las facultades naturales también se amplían como resultado de
la santa obediencia. Por el estudio de la Palabra de vida los que a
él se dedican verán sus mentes dilatarse, elevarse y ennoblecerse.
Si, a semejanza de Daniel, son oidores y hacedores de la Palabra
de Dios, adelantarán como él adelantó en todos los ramos del saber.
Siendo de limpio entendimiento, llegarán a ser hombres de vigorosa
inteligencia. Todas las facultades intelectuales se avivarán. Podrán
educarse y disciplinarse de tal manera, que cuantos entren en la
esfera de su influencia verán lo que puede ser y hacer el hombre
cuando se relaciona con el Dios de sabiduría y poder.
La educación de la vida eterna
Nuestro trabajo en esta vida es una preparación para la vida
eterna. La educación empezada aquí no se completará en esta vida,
sino que ha de continuar por toda la eternidad, progresando siempre,
nunca completa. La sabiduría y el amor de Dios en el plan de la
redención se nos revelarán más y más cabalmente. El Salvador, al