Una experiencia de índole superior
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mará las esperanzas de quienes en él confían por completo. El Señor
Jesús sabe muy bien lo que necesitan sus hijos y cuánto poder divino
asimilaremos para bendición de la humanidad, y nos concede todo
lo que estemos dispuestos a emplear para beneficiar a los demás y
ennoblecer nuestra propia alma.
Debemos tener menos confianza en lo que por nosotros mismos
podemos hacer, y más en lo que el Señor puede hacer para nosotros
y por medio nuestro. La obra en que estáis empeñados no es vuestra;
es de Dios. Someted vuestra voluntad y vuestro camino a Dios. No
hagáis una sola reserva, ni transijáis con vosotros mismos. Aprended
a conocer lo que es ser libre en Cristo.
El oír sermones sábado tras sábado, el leer la Biblia de tapa a
tapa, o el explicarla versículo por versículo, no nos beneficiará a
nosotros ni a los que nos oigan, a no ser que llevemos las verdades de
la Biblia al terreno de nuestra experiencia personal. La inteligencia,
la voluntad y los afectos deben someterse al gobierno de la Palabra
de Dios. Entonces, mediante la obra del Espíritu Santo, los preceptos
de la Palabra vendrán a ser los de la vida.
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Cuando pidáis a Dios que os ayude, honrad a vuestro Salvador
creyendo que recibís su bendición. Todo poder y toda sabiduría están
a nuestra disposición. No tenemos más que pedir.
Andad siempre en la luz de Dios. Meditad día y noche en su
carácter. Entonces veréis su belleza y os alegraréis en su bondad.
Vuestro corazón brillará con un destello de su amor. Seréis levan-
tados como si os llevaran brazos eternos. Con el poder y la luz que
Dios os comunica, podéis comprender, abarcar y realizar más que lo
que jamás os pareció posible.
“Estad en mí”
Cristo nos ordena: “Estad en mí, y yo en vosotros. Como el
pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la
vid; así ni vosotros si no estuviereis en mí. ... El que está en mí, y yo
en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer. ... Si
estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo
lo que quisiereis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre,
en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.