Página 8 - El Ministerio de Curacion (1959)

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Prefacio
Nuestro mundo está enfermo, y doquiera moran los hijos de los
hombres, abunda el dolor y se busca alivio.
No es el propósito del Creador que la humanidad se vea agobiada
por una carga de dolor, que sus actividades sean cercenadas por la
enfermedad, que su fuerza se desvanezca ni que su vida quede
abreviada por las dolencias. Sin embargo, con frecuencia excesiva
las leyes establecidas por Dios para regir la vida son transgredidas
abiertamente; el pecado entra en el corazón y el hombre se olvida de
que depende de Dios, la fuente de la vida y la salud. A esto siguen las
penalidades de la transgresión: el dolor, la enfermedad y la muerte.
Comprender las leyes físicas que rigen el cuerpo y armonizar
con estas leyes las prácticas de la vida es un deber de importancia
primordial. Se necesita comprender los muchos factores que contri-
buyen a la felicidad verdadera: un hogar alegre, la obediencia a las
leyes de la vida, la debida relación con nuestros semejantes.
Cuando aparece la enfermedad, es esencial que recurramos a los
diversos factores que, al cooperar con los esfuerzos de la naturaleza,
fortalecerán el cuerpo y restaurarán la salud. Queda, además, una
cuestión todavía mayor y de importancia aun más vital: la referente
a nuestra relación con el Creador que dió originalmente la vida
al hombre, y proveyó en todo sentido para que tuviese felicidad
continua y aun hoy se interesa en su bienestar.
En este libro, la autora, una mujer de mucha experiencia en asun-
tos prácticos de la vida y dotada de rara percepción y conocimiento,
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puso al alcance de todo padre y de toda madre inteligentes, de todo
hombre y de toda mujer, del lego y del profesional, un rico acopio
de informaciones sobre la vida y sus leyes, sobre la salud y sus
requisitos, sobre la enfermedad y sus remedios, sobre los males del
alma y el bálsamo curativo de Galaad.
El libro está escrito en lenguaje claro, sencillo y hermoso, instruc-
tivo para el que estudia, de esperanza para el desalentado, alegre y
consolador para el enfermo e impregnado de reposo para el cansado.
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