Página 19 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Como la levadura, 10 de enero
El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y
escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.
Mateo 13:33
.
En la parábola del Salvador la levadura se usa para representar el reino
de los cielos. Ilustra el poder vivificante y asimilador de la gracia de Dios...
La gracia de Dios debe ser recibida por el pecador antes que pueda
ser hecho apto para el reino de gloria. Toda la cultura y la educación que
el mundo puede dar, no podrán convertir a una criatura degradada por el
pecado en un hijo del cielo. La energía renovadora debe venir de Dios...
Como la levadura, cuando se mezcla con la harina, obra desde adentro
hacia afuera, tal ocurre con la renovación del corazón que la gracia de Dios
produce para transformar la vida...
La levadura escondida en la harina trabaja en forma invisible para hacer
que toda la masa se halle bajo el proceso del leudamiento; así la levadura
de la verdad trabaja secreta, silenciosa, invariablemente para transformar
el alma. Las inclinaciones naturales son mitigadas y sometidas. Nuevos
pensamientos, nuevos sentimientos, nuevos motivos son implantados. Se
traza una nueva norma del carácter: la vida de Cristo. La mente es cambia-
da; las facultades son despertadas para obrar en nuevas direcciones... La
conciencia se despierta...
El corazón de aquel que recibe la gracia de Dios desborda de amor
a Dios y a aquellos por los cuales Cristo murió. El yo no lucha para ser
reconocido... Es amable y considerado, humilde en la opinión que tiene
de sí mismo, y sin embargo lleno de esperanza, y siempre confía en la
misericordia y el amor de Dios...
La gracia de Cristo ha de dominar el genio y la voz. Su obra se revelará
en la cortesía y la tierna consideración mostradas por el hermano hacia
el hermano, con palabras bondadosas y alentadoras. Existe una presencia
angelical en el hogar. La vida despide un dulce perfume que asciende a Dios
como sagrado incienso. El amor se manifiesta en la bondad, la gentileza,
la tolerancia y la longanimidad. El semblante cambia. Cristo que habita
en el corazón, brilla en el rostro de aquellos que le aman y guardan sus
mandamientos.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 80-85
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