Página 240 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Revela el carácter de Dios, 9 de agosto
¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira,
y grande en misericordia y verdad.
Éxodo 34:6
.
Toda la luz dada en lo pasado, toda la que resplandece actualmente y
llega hasta lo futuro, según se revela en la Palabra de Dios, es para cada
alma que quiera recibirla. La gloria de esa luz, que es la misma gloria del
carácter de Cristo, ha de ser manifestada en el cristiano individual, en la
familia, en la iglesia, en el ministerio de la Palabra, y en toda institución
establecida por el pueblo de Dios. Dios desea que todos éstos sean símbolos
de lo que puede ser hecho para el mundo. Han de ser ejemplos del poder
salvador de las verdades del Evangelio...
Contemplando la bondad, la misericordia, la justicia y el amor de Dios
revelados en la iglesia, el mundo ha de obtener una representación de su
carácter...
A fin de manifestar el carácter de Dios, a fin de que no nos engañemos
a nosotros mismos, a la iglesia y al mundo, con un cristianismo falsificado,
debemos llegar a estar relacionados personalmente con Dios. Si tenemos
comunión con Dios, somos sus ministros, aunque nunca prediquemos a
una congregación. Colaboramos con Dios al presentar la perfección de su
carácter en la humanidad.—
Joyas de los Testimonios 2:366, 368
.
Dios ordena a sus agentes humanos que comuniquen el carácter de
Dios, que testifiquen de su gracia, sabiduría y benevolencia, manifestando
su amor refinado, tierno, misericordioso...
Nuestra obra es la de restaurar la imagen moral de Dios en el hom-
bre mediante la abundante gracia que nos es dada por Jesucristo... ¡Oh,
cuánto necesitamos conocer a Jesús y a nuestro Padre celestial para poder
representarlo en carácter!—
A Fin de Conocerle, 47
.
El alma que se haya transformado por la gracia de Cristo, admirará
su divino carácter... Mientras menos cosas dignas de estima veamos en
nosotros, más encontraremos que estimar en la pureza y santidad infinitas
de nuestro Salvador. Una idea de nuestra pecaminosidad nos puede guiar a
Aquel que nos puede perdonar; y cuando, comprendiendo nuestra impoten-
cia, nos esforcemos en seguir a Cristo, él se nos revelará con poder.—
El
Camino a Cristo, 67
.
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