Página 248 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Revelada por el amor, 17 de agosto
Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo
os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán
todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Juan 13:34, 35
.
La cadena áurea del amor, que vincula los corazones de los creyentes
en unidad, con lazos de compañerismo y amor, y en unión con Cristo y el
Padre, establece la perfecta conexión y da al mundo un testimonio del poder
del cristianismo que no puede ser controvertido...
Satanás comprende el poder de tal testimonio ante el mundo, y cuánto
puede hacer en transformar el carácter... Pondrá en práctica cualquier medio
concebible para romper esa cadena áurea que une corazón con corazón
de los que creen la verdad y los une en íntima relación con el Padre y el
Hijo.—
A Fin de Conocerle, 175
.
Los que nunca experimentaron el tierno y persuasivo amor de Cristo,
no pueden guiar a otros a la fuente de la vida. Su amor en el corazón es un
poder competente, que induce a los hombres a revelarlo en su conversación,
por un espíritu tierno y compasivo, y en la elevación de las vidas de aquellos
con quienes se asocian...
En el corazón que ha sido renovado por la gracia divina, el amor es el
principio dominante de acción. Modifica el carácter, gobierna los impulsos,
controla las pasiones, y ennoblece los afectos. Ese amor, cuando uno lo
alberga en el alma, endulza la vida, y esparce una influencia ennoblecedora
en su derredor.—
Los Hechos de los Apóstoles, 439, 440
.
El que ama a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí
mismo, trabajará comprendiendo constantemente que es un espectáculo al
mundo, a los ángeles y a los hombres. Haciendo suya la voluntad de Dios,
revelará en su vida el poder transformador de la gracia de Cristo. En todas
las circunstancias de la vida, tomará el ejemplo de Cristo como guía.
Todo leal y abnegado obrero de Dios tiene la disposición de gastar y ser
gastado por causa de otros... Mediante esfuerzos fervientes y reflexivos para
ayudar donde sea necesario, el verdadero cristiano muestra su amor a Dios
y a sus prójimos. Quizá pierda su vida en el servicio. Pero cuando venga
Cristo para reunir sus joyas, la encontrará otra vez.—
Mensajes Selectos
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