Página 296 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Como creció Jesús, 1 de octubre
Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia
de Dios era sobre él.
Lucas 2:40
.
El, la Majestad del cielo, el Rey de gloria, se hizo criatura en Belén, y
representó por un tiempo a la infancia impotente que depende del cuidado
materno. En su niñez habló y se condujo como niño, honró a sus padres, y
cumplió los deseos de ellos para ayudarles. Pero a partir del primer destello
de inteligencia, fue creciendo constantemente en gracia y en conocimiento
de la verdad.
Los padres y maestros debieran proponerse cultivar de tal modo las
tendencias de los jóvenes que, en cada etapa de la vida, éstos representen
la debida belleza de ese período, que se desarrollen naturalmente, como
lo hacen las plantas del jardín.—
La Educación, 102, 103
. (Traducción
revisada.)
Durante su infancia, Jesús manifestó una disposición especialmente
amable. Sus manos voluntarias estaban siempre listas para servir a otros.
Revelaba una paciencia que nada podía perturbar, y una veracidad que
nunca sacrificaba la integridad. En los buenos principios era firme como
una roca, y su vida revelaba la gracia de una cortesía desinteresada.
Con profundo interés, la madre de Jesús miraba el desarrollo de sus
facultades, y contemplaba la perfección de su carácter. Con deleite trataba
de estimular esa mentalidad inteligente y receptiva. Mediante el Espíritu
Santo recibió sabiduría para cooperar con los agentes celestiales en el
desarrollo de este niño que no tenía otro padre que Dios... De labios de ella
y de los rollos de los profetas, aprendió las cosas celestiales. Las mismas
palabras que él había hablado a Israel por medio de Moisés, le fueron
enseñadas sobre las rodillas de su madre... Delante de él se extendía la gran
biblioteca de las obras de Dios. El que había hecho todas las cosas, estudió
las lecciones que su propia mano había escrito en la tierra, el mar y el
cielo... Le acompañaban los seres celestiales, y se gozaba cultivando santos
pensamientos y comuniones. Desde el primer destello de la inteligencia,
estuvo constantemente creciendo en gracia espiritual y conocimiento de la
verdad.—
El Deseado de Todas las Gentes, 49-51
.
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