Página 105 - Mensajes para los J

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Capítulo 28—Cómo ser fuertes
Cristo ha hecho toda provisión para que seamos fuertes. Nos ha
dado su Espíritu Santo, cuyo oficio es recordarnos todas las promesas
que Cristo ha hecho, para que tengamos paz y una dulce sensación
de perdón. Si tan solo mantenemos los ojos fijos en el Salvador
y confiamos en su poder, seremos llenados de una sensación de
seguridad, pues la justicia de Cristo llegará a ser nuestra justicia [...].
Lo deshonramos hablando de nuestra ineficiencia. En vez de
mirarnos a nosotros mismos, contemplemos constantemente a Jesús,
haciéndonos de día en día más y más parecidos a él, más y más
aptos para hablar acerca de él, mejor preparados para valernos de su
bondad y espíritu servicial, y para recibir las bendiciones que se nos
ofrecen.
Al vivir así en comunión con él, nos fortalecemos en su fuerza,
nos hacemos una ayuda y bendición para los que nos rodean.
Si tan solo hiciéramos lo que el Señor desea que hagamos, nues-
tro corazón llegaría a ser como un arpa sagrada, cada una de cuyas
cuerdas cantaría alabanza y gratitud al Redentor enviado por Dios
para quitar el pecado del mundo [...].
Contemplar su gloria
Cuando las tentaciones los asalten, como ciertamente ocurrirá;
cuando la preocupación y la perplejidad los rodeen; cuando, desani-
mados y angustiados, estén a punto de entregarse a la desesperación;
miren, oh miren hacia donde vieron con el ojo de la fe por última
vez la luz, y la oscuridad que los rodea se disipará a causa del brillo
de su gloria.
Cuando el pecado luche por enseñorearse del ser y abrume la
conciencia, cuando la incredulidad nuble la mente, acudan al Salva-
dor. Su gracia es suficiente para dominar el pecado. Él nos perdonará
y nos hará gozosos en Dios [...].
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