Capítulo 61—La obra personal
La obra de Cristo consistió, en extenso grado, en entrevistas
personales. Él tenía en la máxima consideración el auditorio de
una sola persona, la cual luego transmitió a miles el conocimiento
recibido.
Los trabajadores de más éxito son quienes están dispuestos a
trabajar alegremente para servir a Dios en las cosas pequeñas. Cada
ser humano ha de trabajar con su hilo personal, tejerlo en la trama
que forma el tejido y completar el diseño [...].
Eduquen a los jóvenes para que ayuden a los jóvenes; y al tratar
de hacer este trabajo, cada uno obtendrá la experiencia que lo capa-
citará para llegar a ser un obrero consagrado en una esfera más vasta.
Miles de corazones pueden ser alcanzados del modo más sencillo.
Los hombres y las mujeres más inteligentes, los que son con-
siderados y elogiados como los más insignes y mejor dotados del
mundo, con frecuencia son refrescados por las palabras más humil-
des y sencillas de alguien que ama a Dios y que puede hablar de ese
amor con la misma naturalidad con que un mundano habla de las
cosas que su ser contempla y de las cuales se alimenta. Las palabras,
aun bien preparadas y estudiadas, tienen poca influencia; pero la
obra verdadera, sincera, de un hijo o hija de Dios, ya sea llevada a
cabo por palabras o por medio de un pequeño servicio hecho con
natural sencillez, abrirá la puerta de entrada a muchas personas, por
largo tiempo cerrada.—
The Review and Herald, 9 de mayo de 1899
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