Página 219 - Mensajes para los J

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La fidelidad en el servicio
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pesado en balanza, y fuiste hallado falto”
y si ustedes dejan de
cumplir las obligaciones que Dios les ha dado, su condenación será
la misma.
Verdaderos motivos de servicio
Hay muchos que profesan ser cristianos y no están unidos con
Cristo. Su vida diaria y su espíritu dan testimonio de que Cristo,
la esperanza de la gloria, no mora en ellos. No se puede depender
de ellos ni confiar en ellos. Están ansiosos por reducir su servicio
al mínimo de esfuerzo y al mismo tiempo obtener el máximo de
salario. El nombre “siervo” se aplica a todos los hombres, pues todos
lo somos, y nos convendrá ver a qué molde nos conformamos. ¿Es
el de la infidelidad o el de la fidelidad?
¿Están los siervos generalmente dispuestos a hacer todo lo que
pueden? ¿No es más bien costumbre prevaleciente deslizarse por el
trabajo tan rápida y fácilmente como sea posible y obtener el salario
al menor costo posible? El fin no es ser tan cabal como se pueda, sino
obtener una remuneración. Los que profesan ser siervos de Cristo no
deberían olvidar el precepto del apóstol Pablo: “Siervos, obedeced
en todo a vuestros amos terrenales, no para ser vistos como los que
quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, por
respeto a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para
el Señor, y no para los hombres; seguros de que recibiréis del Señor
la recompensa de la herencia; porque a Cristo el Señor servís”
Los que entran en la obra como “siervos del ojo” hallarán que
su trabajo no puede resistir la inspección de los hombres o de los
ángeles. Lo esencial para el éxito en el trabajo es el conocimiento de
Cristo; pues este conocimiento dará sanos principios de rectitud, e
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impartirá un espíritu noble, abnegado, como el de nuestro Salvador,
a quien profesamos servir. La fidelidad, la economía, el cuidado, la
prolijidad, debieran caracterizar todo nuestro trabajo, ya sea en la
cocina, el taller, las oficinas de las casas editoras, el sanatorio, el
colegio o dondequiera estemos ubicados en la viña del Señor. “El
que es fiel en lo muy poco, también en lo más será fiel; y el que
en lo muy poco es injusto, también en lo más será injusto”
The
Review and Herald, 22 de septiembre de 1891
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