Página 263 - Mensajes para los J

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Capítulo 90—El alimento mental apropiado
“¿Qué leerán nuestros hijos?”, es una pregunta seria y requiere
una respuesta seria. Me preocupa ver, en familias cristianas, diarios
y revistas que contienen historias continuadas que no dejan buena
impresión en la mente. He observado a los que así han cultivado
su afición por la novela. Han tenido el privilegio de escuchar las
verdades de la Palabra de Dios, de familiarizarse con las razones de
nuestra fe, pero han llegado a la madurez destituidos de la verdadera
piedad.
Estos queridos jóvenes tienen gran necesidad de poner en la
edificación de su carácter el mejor material: el amor y temor de Dios
y el conocimiento de Cristo. Pero muchos no tienen una comprensión
inteligente de la verdad tal como es en Jesús. La mente se llena con
historias sensacionalistas. Viven en un mundo irreal, y no están
preparados para los deberes prácticos de la vida.
Resultados de la lectura de ficción
He observado a niños que se crían en esta forma. Estén en su casa
o fuera de ella, son inquietos o soñadores, incapaces de conversar
acerca de temas que no sean de lo más vulgares. Las facultades más
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nobles, aquellas que se adaptan a las actividades superiores, han sido
degradadas hasta la contemplación de temas triviales o peor que
triviales, hasta el punto de que quien las posee llega a satisfacerse
con tales asuntos y apenas tiene poder para ocuparse de algo más
elevado. La conversación y el pensamiento religiosos le resultan
insípidos.
El alimento mental que le gusta es contaminador en sus efectos
y conduce a pensamientos impuros y sensuales. He sentido sincera
lástima por estas personas al considerar todo lo que pierden por
descuidar las oportunidades de obtener el conocimiento de Cristo
en quien se concentran nuestras esperanzas de vida eterna. Cuánto
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