Capítulo 119—La indumentaria apropiada
La Biblia nos enseña la modestia en el vestir. “Que las mujeres
se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia”
Este pasaje
prohíbe la ostentación en el vestir, los colores chillones, los adornos
profusos. Todo medio destinado a llamar atención hacia la persona
así vestida, o a despertar la admiración, queda excluido de la modesta
indumentaria impuesta por la Palabra de Dios.
La economía en la indumentaria
Nuestro modo de vestir debe ser de poco costo; no con “oro,
perlas o vestidos costosos”. El dinero es un depósito que Dios nos ha
confiado. No es nuestro para gastarlo en la complacencia del orgullo
o la ambición. En manos de los hijos de Dios el dinero es alimento
para los hambrientos y ropa para los desnudos. Es una defensa para
los oprimidos, un recurso de salud para los enfermos y un medio para
predicar el evangelio a los pobres. Podría proporcionarse felicidad
a muchos corazones usando sabiamente los recursos que ahora se
gastan para la ostentación. Consideren la vida de Cristo. Estudien su
carácter, y sean partícipes con él en su abnegación.
En la sociedad así llamada cristiana se gasta en joyas y en ves-
timenta costosa e inútil lo que bastaría para dar de comer a todos
los hambrientos y vestir a los desnudos. La moda y la ostentación
absorben los recursos con que se podría consolar y aliviar a los
pobres y a los enfermos. Privan al mundo del evangelio del amor del
Salvador [...].
Calidad y gusto
Pero nuestra indumentaria, si bien modesta y sencilla, debe ser
de buena calidad, de colores decentes y apropiada para el uso. Debe-
ríamos escogerla por su durabilidad más bien que para la ostentación.
Debe proporcionarnos abrigo y protección adecuada. La mujer pru-
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