Página 337 - Mensajes para los J

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Capítulo 123—El verdadero adorno
Por todas partes prevalece una extravagancia corruptora, y las
personas se dirigen a la ruina a causa de su amor a la vestimenta y
la ostentación. La vida de las nueve décimas partes de los que son
devotos de la moda es una mentira viviente. Diariamente practican
el engaño, el fraude, pues quieren aparentar lo que no son.
Venden la nobleza del ser, la suavidad, la generosidad, para sa-
tisfacer la sensualidad de cosas malas. Miles venden su virtud para
tener medios con que seguir las modas del mundo. Esta locura por
seguir las modas variables del mundo debería hacer surgir un ejér-
cito de reformadores que se pongan de parte de un atavío sencillo.
Satanás está siempre inventando modas que no pueden ser seguidas
sino a costa del sacrificio del dinero, el tiempo y la salud.
En pos del mundo
Teniendo ante nuestra vista el cuadro de la degradación del
mundo en lo que se refiere a la moda, ¿cómo se atreven los cristianos
profesos a seguir la senda de los mundanos? ¿Daremos muestras
de sancionar estas modas desmoralizadoras adoptándolas? Muchos
adoptan las modas del mundo, pero es porque Cristo, la esperanza
de gloria, no se ha formado en ellos. Se práctica la vida lujosa, el
vestir extravagante, hasta el punto de constituir una de las señales de
los últimos días.
Por todas partes se manifiestan el orgullo y la vanidad; pero
los que tienen inclinación a mirarse en el espejo para admirarse,
tienen poca tendencia a mirar en la ley de Dios, el gran espejo moral.
Esta idolatría del vestido destruye todo lo que es humilde, manso y
amable en el carácter. Consume las horas preciosas, que deberían
ser dedicadas a la meditación, al examen del corazón, al estudio de
la Palabra de Dios acompañado de oración. En la Palabra de Dios,
la inspiración ha registrado especialmente lecciones para nuestra
instrucción [...].
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