Página 385 - Mensajes para los J

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La influencia de las compañías
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comprende sus tentaciones. Ve en ellos grandes posibilidades y está
dispuesto a ayudarles a alcanzar la más alta norma, si ellos quieren
comprender su necesidad y pedirle ayuda.
Alumnos, noche y día las oraciones de sus padres ascienden a
Dios en favor de ustedes; día tras día les sigue su interés lleno de
amor. Escuchen sus súplicas y amonestaciones, y resuelvan que, por
todo medio a su alcance, se elevarán por encima del mal que les
rodea. No pueden discernir cuán insidiosamente trabajará el enemigo
para corromper su mente y sus hábitos, y desarrollar principios
incorrectos en ustedes.
Tal vez no vean peligro real en dar el primer paso hacia la frivoli-
dad y la búsqueda de placeres, y piensen que cuando deseen cambiar
su conducta, podrán hacer el bien tan fácilmente como antes de
entregarse para hacer el mal. Pero esto es un error. Por la elección
de malos compañeros, muchos han sido desviados paso a paso de la
senda de la virtud a profundidades de desobediencia e inmoralidad a
las cuales consideraban una vez que les era imposible descender.
El alumno que cede a la tentación debilita su influencia para el
bien, y el que por una conducta equivocada llegue a ser agente del
adversario de las almas, deberá rendir a Dios cuenta de la parte que
haya desempeñado en poner piedras de tropiezo en el camino ajeno.
¿Por qué habrían de vincularse los alumnos con el gran apóstata?
¿Por qué llegarían a ser sus agentes para tentar a otros? ¿Por qué
no estudiarían, más bien, para ayudar y alentar a sus condiscípulos
y sus maestros? Tienen el privilegio de ayudar a sus maestros a
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llevar las cargas y a hacer frente a las preocupaciones que Satanás
quisiera hacer desalentadoramente pesadas y penosas. Pueden crear
una atmósfera de utilidad y alegría. Todo alumno puede tener la
satisfacción de saber que ha estado de parte de Cristo, manifestando
respeto por el orden, la diligencia y la obediencia, y negándose a
poner una jota de su habilidad o influencia en favor del gran enemigo
de todo lo bueno y elevador.
El alumno que tiene un respeto conciente por la verdad y un
verdadero concepto del deber, puede hacer mucho para influir en
sus condiscípulos a favor de Cristo. Los jóvenes que están unidos
al Salvador no serán indisciplinados; no buscarán su propio placer
egoísta y su satisfacción. Debido a que son uno en espíritu con
Cristo, serán uno con Cristo en acción. Los alumnos mayores de