Capítulo 6—Alturas que se pueden alcanzar
Queridos jóvenes, ¿cuáles son las metas y los propósitos de sus
vidas? ¿Ambicionan una educación para tener renombre y posición
en el mundo? ¿Tienen el pensamiento, que no se atreven a expresar,
de estar algún día en la cima de la grandeza intelectual; de sentarse
en asambleas legislativas y deliberantes, y de ayudar a dictar leyes
para la nación? No hay nada malo en estas aspiraciones. Cada uno
de ustedes puede llegar a distinguirse. No deberían contentarse con
adquisiciones mezquinas. Escojan una norma elevada y no escatimen
esfuerzos para alcanzarla.
La religión es la base de la vida
El temor del Señor es el fundamento de toda verdadera grandeza.
La integridad, la integridad inalterable, es el principio que necesitan
en todas las relaciones de la vida. Lleven con ustedes la religión a
la escuela, a la pensión donde viven, a todas sus ocupaciones. La
cuestión importante para ustedes ahora es cómo escoger y perfec-
cionar sus estudios de modo que mantengan la solidez y la pureza
de un carácter cristiano sin mancha, poniendo todos los intereses y
las exigencias temporales en sujeción a las demandas superiores del
evangelio de Cristo.
Ahora deben edificar de acuerdo con lo que después pueden
amueblar, relacionarse con la sociedad y la vida en una forma que
responda al propósito que tuvo Dios al crearlos. Como discípulos de
Cristo, no se los priva de emprender ocupaciones temporales, pero
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deberían llevar su religión con ustedes. Cualquiera sea la empresa
para la cual se preparen, no abriguen la idea de que no tendrán éxito
en ella sin sacrificar los principios.
Responsabilidades elevadas
Equilibrados por el principio religioso, pueden ascender a la
altura que quieran. Nos alegraría verlos elevarse a la noble altura que
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