Página 89 - Mensajes para los J

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Una advertencia contra el escepticismo
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argumentos que no tienen fundamento. Cuando sean puestos a prue-
ba por la aflicción, cuando se vean cara a cara con la muerte, todas
estas falacias que han acariciado se desvanecerán como la escarcha
se derrite al sol.
¡Cuán terrible es estar junto al ataúd de quien ha rechazado los
llamamientos de la misericordia divina¡ Cuán terrible es decir: “He
aquí una vida perdida. ¡Aquí está quien pudo haber alcanzado la
más elevada norma y obtenido la vida inmortal, pero entregó su vida
a Satanás, llegó a enredarse en las vanas filosofías de los hombres y
fue juguete del maligno!” La esperanza del cristiano es como ancla
para el ser, segura y persistente, y entra hasta dentro del velo, adonde
ha entrado por nosotros Cristo, el Precursor. Tendremos que hacer
una obra individual en preparación para los grandes acontecimientos
que nos esperan.
La tempestad se avecina
Los jóvenes deberían buscar más fervientemente a Dios. La
tempestad se avecina, y debemos prepararnos para afrontar su furia
mediante el arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Se-
ñor Jesucristo. El Señor se levantará para sacudir terriblemente la
tierra. Veremos desgracias por todas partes. Miles de barcos serán
arrojados a las profundidades del mar. Armadas enteras se hundi-
rán, y las vidas humanas serán sacrificadas por millones. Estallarán
incendios inesperadamente y no habrá esfuerzo humano capaz de
extinguirlos. Los palacios de la tierra serán arrasados por la furia de
las llamas. Serán cada vez más frecuentes los desastres ferroviarios;
en las grandes vías de tránsito habrá confusión, choques y muerte
sin la advertencia de un momento. El fin está cerca, el tiempo de
gracia termina. ¡Oh, busquemos a Dios mientras puede ser hallado,
llamémosle en tanto que está cercano! El profeta dice: “Buscad al
Señor todos los humildes de la tierra, los que obedecéis sus manda-
tos. Buscad justicia, buscad mansedumbre. Quizá seáis protegidos
en el día del enojo del Señor”
The Signs of the Times, 21 de abril
de 1890
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