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El ejercicio de la voluntad
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obras en Dios. Habrá en ti un poder, un fervor y una sencillez que te
constituirán en un instrumento refinado en manos de Dios.
Necesitas beber diariamente en la fuente de la verdad, a fin de
entender el secreto del placer y el gozo en el Señor. Pero debes
recordar que tu voluntad es la fuente de todas tus acciones. Esta
voluntad, que constituye un factor tan importante en el carácter
del hombre, fue puesta, en ocasión de la caída, bajo el dominio de
Satanás; y desde entonces él ha estado obrando en el hombre el
querer y hacer su beneplácito, pero para la completa miseria y ruina
del hombre.
Pero el infinito sacrificio de Dios al dar a Jesús su amado Hi-
jo, para que fuese sacrificado por el pecado, le permite decir, sin
violar ningún principio de su gobierno: “Sométete a mí: dame esa
voluntad; sustráela del dominio de Satanás, y yo tomaré posesión
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de ella; entonces yo puedo obrar en ti el querer y el hacer según
mi beneplácito”. Cuando él te da la mente de Cristo, tu voluntad
llega a ser como la suya, y tu carácter se transforma para ser como
el carácter de Cristo. ¿Es tu propósito hacer la voluntad de Dios?
¿Quieres obedecer las Escrituras? “Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
No existe tal cosa como seguir a Cristo a menos que rehúses
satisfacer las inclinaciones y decidas obedecer a Dios. No son tus
sentimientos ni tus emociones los que te constituyen hijo de Dios,
sino el hacer la voluntad de Dios. Si tu voluntad llega a ser la vo-
luntad de Dios, te espera una vida de utilidad. Entonces serás, en tu
virilidad concedida por Dios, un ejemplo de buenas obras. Ayudarás
entonces a mantener las reglas de la disciplina en vez de ayudar a
quebrantarlas. Ayudarás entonces a mantener el orden, en vez de
despreciarlo e incitar, con tu proceder, a la irregularidad de vida.
Te digo, en el temor de Dios, que sé lo que puedes ser si pones tu
voluntad de parte de Dios. “Somos colaboradores de Dios”.
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Puedes
estar haciendo tu obra para el tiempo y la eternidad en forma tal
que soporte la prueba del juicio. ¿Quieres hacer la prueba? ¿Quieres
cambiar completamente ahora? Eres objeto del amor y la intercesión
de Cristo. ¿Quieres entregarte ahora a Dios y ayudar a los que actúan
como centinelas para guardar los intereses de su obra, en vez de
causarles pena y desaliento?—
Testimonios para la Iglesia 5:513-516
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