Página 286 - Mensajes Para los J

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Capítulo 98—Lecciones sobre economía
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Mucho se podría decir a los jóvenes en cuanto a su privilegio
de ayudar a la causa de Dios aprendiendo lecciones de economía y
abnegación. Muchos creen que deben permitirse este o aquel placer,
y para poder hacerlo se acostumbran a una vida que les consume
todas sus entradas. Dios quiere que nos conduzcamos mejor en este
sentido.
Pecamos contra nosotros mismos cuando nos sentimos satisfe-
chos con tener lo suficiente para comer, beber y vestir. Dios tiene
reservado para nosotros algo superior. Cuando estemos dispuestos
a hacer a un lado nuestros deseos egoístas y entregar las facultades
del corazón y la mente a la obra de la causa de Dios, los agentes
celestiales cooperarán con nosotros, haciéndonos una bendición para
la humanidad.
Ahorrad para las misiones
El joven industrioso y económico, aunque sea pobre puede aho-
rrar un poco para la causa de Dios. Cuando yo tenía sólo doce años
de edad, sabía lo que era economizar. Aprendí un oficio, junto con
mi hermana, y aunque sólo ganábamos veinticinco centavos de dólar
por día, podíamos ahorrar algo de esta suma para dar para las mi-
siones. Ahorramos poco a poco hasta que tuvimos treinta dólares.
Luego, cuando oímos el mensaje de la pronta venida del Señor, junto
con un pedido de hombres y medios, consideramos un privilegio en-
tregar los treinta dólares a nuestro padre y pedirle que los invirtiera
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en folletos para enviar el mensaje a los que se hallaban en tinieblas.
Es deber de todos los que se relacionan con la obra de Dios
aprender la economía en el uso del tiempo y el dinero. Los que
se complacen en la ociosidad revelan que dan poca importancia a
las gloriosas verdades que nos han sido encomendadas. Necesitan
adquirir hábitos de laboriosidad y aprender a trabajar teniendo sólo
en vista la gloria de Dios.
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