Página 243 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El aconsejamiento
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la mejor influencia para llevarlos en la debida dirección.—
Obreros
Evangélicos, 353
.
La familia
La Palabra de Dios debe ser considerada como un consejero
familiar
—Los padres deben reformarse. Los ministros necesitan
reformarse; necesitan a Dios en sus hogares. Si quieren ver un estado
de cosas diferente, deben dar la Palabra de Dios a sus familias, y
deben hacerla su consejera. Deben enseñar a sus hijos que ésta es la
voz de Dios a ellos dirigida y que deben obedecerle implícitamente.
Deben instruir con paciencia a sus hijos; bondadosa e incesante-
mente deben enseñarles a vivir para agradar a Dios. Los hijos de
tales familias estarán preparados para hacer frente a los sofismas
de la incredulidad. Aceptaron la Biblia como base de su fe, y por
consiguiente, tienen un fundamento que no puede ser barrido por
la ola de escepticismo que se avecina.—
Historia de los Patriarcas y
Profetas, 139
.
No escuche los problemas privados y decepciones familiares
de mujeres que se sienten atraídas a usted
—Las mujeres se han
sentido atraídas por UD., y se han visto inclinadas a comunicarle
sus problemas privados y sus frustraciones familiares. No debería
prestarles oído, en cambio, debería decirles que Ud. es sólo un
mortal sujeto a error; que Dios es su ayudador.—
Mente, Carácter y
Personalidad 2:797
.
Si una dama le manifiesta una atención indebida y se lamen-
ta de que su esposo no la ama, no trate de suplir esa falta
—Los
que se destacan como ministros en el sagrado púlpito, deben ser
hombres de reputación intachable; su vida debe ser sin mancha y
estar por encima de todo lo que sepa a impureza. No hagáis correr
riesgos a vuestra reputación yendo en el camino de la tentación. Si
una mujer os retiene la mano, retiradla prestamente, y salvadla a ella
del pecado. Si os manifiesta un afecto indebido y se lamenta de que
su esposo no la ama ni simpatiza con ella, no tratéis de suplir esa
falta. Vuestra única conducta segura y prudente en tal caso consiste
en guardar vuestra simpatía para vosotros mismos. Los tales casos
son numerosos. Señalad a las almas el que lleva las cargas, el verda-
dero y seguro consejero. Si ella eligió a Cristo como compañero, él