Página 273 - El Ministerio Pastoral (1995)

Basic HTML Version

La construcción de templos
269
monio, hemos de decir al mundo que el fin de todas las cosas está
cerca.—
Manuscript Releases 6:320, 321
.
Tres cosas que debemos encomiar en un edificio de iglesia:
su belleza, sus salones de escuela sabática, y su potencial para
[279]
ampliar
—Nos llevaron para darle un vistazo al templo. Su aspec-
to es bueno, con la fachada de piedra. Por dentro es un auditorio
agradable para la gente que se reúne. Las ventanas y las puertas
del frente están adornadas con vidrio de colores, de hermoso aspec-
to. Cuatro sillas, tales como se usan en las iglesias, están sobre la
plataforma y están bien proporcionadas. El púlpito y las sillas de
respaldo alto armonizan. Los asientos y los brazos están cubiertos
con terciopelo rojo, el material que generalmente se usa. No pasé
mucho tiempo observando todas las ventajas de la construcción del
edificio, pero alabo al Señor porque toda la deuda ha sido pagada.
Además del precio del edificio, se ha invertido mucho dinero para
repararlo completamente. Ahora está terminado. Hay varios salones.
Uno se abre desde el auditorio principal y tiene sillas para las clases
de la escuela sabática. Si fuera necesario agrandarlo se pueden quitar
las divisiones fácilmente. En Washington, y a una corta distancia
del Capitolio, es una victoria ganada, y viene a nosotros por orden
del Señor, quien ha mirado las necesidades que deben ser suplidas.
Quise alabar a Dios en voz alta por este lindo edificio, ya listo para
ser rededicado al Señor, en el cual su pueblo le servirá.—
Manuscript
Releases 5:119
.
Los templos deben ser sencillos, hermosos, cómodos y de di-
mensiones adecuadas
—La influencia de una casa de culto es gran-
demente necesaria, no sólo en Melbourne, sino en nuestras otras
iglesias. Un edificio sencillo, hermoso, cómodo y de dimensiones
adecuadas, llenaría sus corazones de gratitud y brindaría a los que
no son de nuestra fe una oportunidad de entrar a nuestras reuniones,
y escuchar las palabras de vida. No se necesita un órgano costoso,
nada solamente para exhibir; lo que se desea es un templo que pueda
ser dedicado a Dios, adonde la gente pueda venir y sentirse como en
su casa, en donde haya una predicación espontánea, oración y cantos
en los que toda la congregación se pueda unir, y en donde los alrede-
dores estén enteramente en armonía con la fe que profesamos.—
The
General Conference Daily Bulletin, 28 de enero de 1893
.