Página 372 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
desea recuperar la presa que le fue arrebatada. Los hombres malos se
rendirán ante grandes engaños, creerán en ellos y se perderán. Estos
hombres se cubrirán con vestiduras de sinceridad, y engañarán, si
fuese posible, a los mismos escogidos.
Es tan cierto que tenemos la verdad como que Dios vive; y Sata-
nás, con todas sus artes y todo su poder infernal, no puede cambiar
la verdad de Dios en mentira. Aunque el gran adversario procurará
anular hasta lo sumo la Palabra de Dios, la verdad fulgurará como
una lámpara encendida.
El Señor nos ha elegido, y nos ha hecho objetos de su miseri-
cordia maravillosa. ¿Nos dejaremos hechizar por las charlas de los
apóstatas? ¿Nos colocaremos de parte de Satanás y de su hueste?
¿Nos uniremos con los transgresores de la ley de Dios? Sea más bien
nuestra oración: “Señor, pon enemistad entre mí y la serpiente”. Si
no estamos en enemistad con sus obras tenebrosas, nos circuyen sus
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poderosos repliegues y su dardo está listo para penetrar en cualquier
momento hasta nuestro corazón. Debemos tenerla por enemigo mor-
tal. Debemos oponernos a ella en nombre de Cristo. Nuestra obra es
seguir adelante. Debemos defender cada pulgada del terreno. Que
todos los que llevan el nombre de Cristo se revistan de la armadura
de justicia.—
Joyas de los Testimonios 1:590, 591
.
El Señor tiene un tiempo preestablecido
—El corazón natural
no debe introducir sus propios principios manchados y corrupto-
res en la obra de Dios. Los principios de nuestra fe no se deben
ocultar. El pueblo de Dios debe hacer resonar el mensaje del tercer
ángel. Debe unirse a la proclamación en alta voz. El Señor tiene un
tiempo preestablecido para la terminación de la obra; ¿pero cuándo
es ese tiempo? Cuando la verdad proclamada para estos últimos
días vaya como testigo a todas las naciones, entonces vendrá el fin.
Si el poder de Satanás logra manifestarse en el templo mismo de
Dios y manipular las cosas a su gusto, se prolongará el tiempo de
preparación.—
Carta 83, 1896
.
Las publicaciones porducirán una generosa cosecha
Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecien-
tes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para
proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje
por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y sig-
nos y prodigios seguirán a los creyentes. Satanás también efectuará