Para vencer los malos hábitos, 9 de agosto
Consérvate puro.
1 Timoteo 5:22
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Saber lo que constituye pureza de la mente, el alma y el cuerpo, es parte importante de la educación. Cuando al carácter le falta
pureza, cuando el pecado ha llegado a formar parte de él, tiene un poder hechizador que se asemeja al vaso de licor embriagante. El
poder del dominio propio y la razón resulta sobrepujado por actos que contaminan el ser entero; y si se continúa con estas costumbres
pecaminosas, el cerebro se debilita y enferma, y pierde su equilibrio. Los tales son una maldición para sí mismos y para los que se
relacionan con ellos de alguna manera.
Los malos hábitos se adquieren más fácilmente que los buenos, y son más difíciles de abandonar. La natural depravación
del corazón explica este hecho bien conocido: Requiere mucho menos trabajo desmoralizar a la juventud, corromper sus ideas
relativas al carácter moral y lo religioso, que injertar en su carácter los hábitos duraderos, puros e incorruptos, de justicia y verdad.
La complacencia propia, el amor a los placeres, la enemistad, el orgullo, la estima propia, la envidia, los celos, se desarrollarán
espontáneamente, sin ejemplo ni enseñanza. En nuestra actual situación de seres caídos, todo lo que tenemos que hacer es abandonar
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la mente y el carácter a sus tendencias naturales. En el mundo natural, si dejáis un campo abandonado, lo veréis cubrirse de espinas
y cardos; pero para que produzca preciosa semilla o hermosas flores, hay que poner cuidado y labor incesantes.—
En Lugares
Celestiales, 197
.
Os presento la necesidad de resistir constantemente al mal. Todo el cielo está interesado en los hombres y las mujeres a quienes
Dios ha valorado hasta el punto de entregar a su Hijo amado a la muerte para redimirlos. Ningún otro ser creado por Dios es capaz
de lograr tal grado de perfeccionamiento, de refinamiento, de nobleza como el hombre. Pero cuando llega a quedar embotado por sus
pasiones envilecedoras, sumergido en el vicio, ¡qué espécimen tiene que contemplar el Señor! El hombre no alcanza a comprender lo
que puede ser y lo que puede llegar a ser. Mediante la gracia de Cristo es capaz de efectuar un constante progreso mental.—
Carta
26d, 1887
.
Resplandezca la luz de la verdad en la mente del hombre y prodíguese el amor de Dios en su corazón, y podrá ser un hombre
poderoso, hijo de la tierra, pero heredero de la inmortalidad.—
En Lugares Celestiales, 197
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